A finales de marzo de 2013 tres hombres, que fingían ser policías nacionales con ropas oficiales y placas del cuerpo, irrumpieron en un chalé de l'Eliana y tras simular un supuesto registro policial se apoderaron de unos 16.000 euros en metálico y otros 25.000 euros en joyas. En las inmediaciones les esperaba con su coche listo para huir un presunto cuarto miembro de la banda, que precisamente sí era agente de la Policía Nacional en activo. El acusado, que fue arrestado por la Guardia Civil como cooperador necesario del asalto, se desmarcó ayer durante el juicio alegando que estaba en una operación encubierta como policía infiltrado para desmantelar dicha banda especializada en robos.

En su alegato de defensa el agente, que estaba destinado en la comisaría de Xirivella y no tenía funciones operativas de investigación de ningún tipo, aseguró que la información le llegó a través de un confidente y que sus superiores tenían conocimiento de sus pesquisas a través de una nota informativa. No obstante, los investigadores del caso indagaron sobre esta remota posibilidad y ningún mando dio validez al argumento esgrimido por el policía.

«La investigación no se pudo concluir porque me detuvieron», alegó el acusado, quien explicó que fue con su coche a la urbanización de l'Eliana donde se produjo el asalto para señalar el lugar posteriormente y que antes de notificar los avances a sus superiores tenía que ir a la joyería donde fundían el botín de sus robos.

Sin embargo, Guillermo F. M., de 35 años, reconoció que los otros tres acusados sabían que era policía, lo que resta todavía mayor credibilidad a esta supuesta operación como infiltrado. Asimismo se negó a responder a las preguntas de la Fiscalía, y únicamente contestó a las de su letrado.

Por su parte, los otros tres acusados, todos ellos de nacionalidad española, también negaron su participación en los hechos. Dos de ellos presentaron como coartada a sus respectivas parejas, mientras que el tercero indicó que había denunciado hasta en dos ocasiones la sustracción de la cartera para justificar que en su teléfono se hallaran llamadas a los números de los otros imputados, quienes aseguran que no se conocían.

Un registro con perros

Las víctimas, la propietaria de un conocido restaurante del Saler y una amiga que se encontraba en ese momento en el chalé de la calle Murcia de l'Eliana, reconocieron durante la fase de instrucción a dos de sus asaltantes. En su declaración de ayer explicaron cómo éstos, tras exigirles el dinero de la caja fuerte, «simulando ser policías en una operación contra el blanqueo de capitales», las encerraron en un estudio mientras hacían un supuesto registro con perros de la unidad canina. Así se apoderaron de 15.837 euros y joyas.

El Ministerio Fiscal solicita para cada uno de ellos una pena de cinco años de cárcel por un delito de robo con intimidación en casa habitada, con el agravante de abuso de superioridad, así como dos años más por un delito de usurpación de función pública por hacerse pasar por policías. En el caso del agente se le suma también una pena accesoria de inhabilitación de siete años.