Las calles de Chella se quedaron ayer pequeñas para contener tanto dolor. Cerca de un millar de personas, entre vecinos, compañeros de clase, profesores, familiares y amigos despidieron a Vanessa Ferrer en un entierro multitudinario donde solo había hueco para la rabia y el desconsuelo. A las cuatro de la tarde, cuando el féretro con la menor asesinada llegó a la iglesia Virgen de Gracia, el silencio se rompió con una larga ovación. Fue la primera de otras muchas que se sucedieron a lo largo de la tarde.

«Tu luz iluminará nuestro camino siempre. Te amamos». El pesar se volvió muy difícil de digerir cuando Alba Ferrer, de 20 años, dirigió a su hermana Vanessa su último adiós al terminar la misa. Deshecha en lágrimas, pero llena de coraje, Alba deploró la «injusticia» de la muerte y expresó en una emotiva carta el alivio de poder encontrarse con Vanessa una semana después de su desaparición: «Por fin ha terminado la pesadilla», manifestó. «Todos te tenemos en el corazón; la mitad del mío te lo has llevado contigo y voy a tenerte siempre dentro», dijo a continuación, antes de alabar el «corazón intenso y valiente» de su hermana, así como la madurez y la alegría instalada siempre en su rostro, que deja una huella imborrable en su entorno. «Siempre me dabas los mejores consejos: a veces eras como una hermana mayor», recordó Alba. Luego se lamentó por los momentos que nunca llegarán: «No podré verte crecer ni compartir mi vida contigo. ¡Cuántas cosas me han faltado por decirte!», exclamó.

La herida colectiva que ha provocado en Chella el asesino confeso de Vanessa tardará en cicatrizar, pero el pueblo ha respondido con unidad a la tragedia. Ella tenía 15 años y toda una vida por delante. Su verdugo, un joven problemático de 21 años con antecedentes por violencia de género, duerme entre rejas desde el lunes. Todos los alcaldes de la comarca arroparon a la familia en el entierro. En la homilía, el párroco de Chella expresó su consternación por el crimen, dijo que «el amor es más fuerte que la violencia» y pidió reflexionar sobre el abuso del alcohol y las drogas, que el agresor consumía.