El conocido como «violador de la Diagonal» se declaró ayer inocente de la agresión a tres mujeres y el acoso a una cuarta en agosto de este año en Castelló, y por las que el fiscal pide veinte años y medio de prisión y una indemnización de 6.690 euros para las víctimas. Durante la vista, celebrada en el juzgado de lo Penal número 3, T. B. D. se negó a declarar y únicamente hizo uso de su derecho a la última palabra para asegurar que es «inocente».

El ministerio público le acusa de un delito contra la integridad moral, un robo con violencia en grado de tentativa y tres delitos de lesiones, con la concurrencia de la agravante de discriminación por razón de sexo. Por su parte, la defensa del procesado solicita la libre absolución. Según el escrito del ministerio público, el primer hecho se produjo el 2 de agosto de este año, cuando el acusado, «dada su animadversión al sexo femenino» se aproximó a una mujer y le pidió un cigarro, a lo que esta se negó. Entonces, el hombre, con gestos obscenos volvió a pedirle el cigarro, momento en que la mujer comenzó a gritar y él huyó.

El 5 de agosto, el procesado se aproximó a otra mujer que estaba esperando el autobús y, «de forma agresiva y a la vez que retorcía una lata de refresco», le pidió que le diera todo lo que tenía, a lo que ella le dijo que no tenía nada. Entonces el hombre le clavó una navaja en el costado y se fue del lugar.

Ese mismo día, el acusado sacó una navaja y se la clavó a otra mujer que transitaba por una calle al pasar por su lado y se marchó a toda prisa. Finalmente, el 6 de agosto, el procesado siguió a otra mujer por la calle, a la que cogió «fuertemente» del brazo y le cortó con un instrumento.

El médico forense que reconoció al acusado señaló que tiene rasgos de trastorno esquizoide de la personalidad, que no le impiden distinguir entre lo que está bien y lo que está mal. Según dijo, cuando reconoció al procesado «no hubo comunicación, mostró un mutismo y un negativismo activo, así como agresividad», y calificó su conducta de «extraña».

El forense relató que, posteriormente, recibió documentación médica sobre el procesado relativa a los años 1989 y 1990 donde se hablaba de psicosis esquizofrénica y que había una sentencia de la Audiencia Provincial de Barcelona de 1989 que suspendió la medida de internamiento por tratamiento ambulatorio, a pesar de lo cual indicó que el hombre no padece esquizofrenia. Al respecto, el médico explicó que en aquel momento había una confusión terminológica en cuanto a la clasificación de las enfermedades y cree que, en estos momentos, la sentencia de Barcelona no se daría.

Por su parte, las víctimas relataron cómo se produjeron las agresiones y, una de ellas, señaló que, tras sufrir un corte en el brazo por parte el acusado, este tenía los ojos «brillantes», como si «estuviera satisfecho de lo que había hecho».

Uno de los agentes de la Policía Nacional que realizó la identificación del acusado señaló que les dijo que les iba a denunciar y que les afirmó todas las mujeres «tenían que morir porque todas eran una guarras y una putas».