A sus 43 años, y con más de 200 kilos de peso, Juana apenas podía levantarse de la cama y su vida transcurría del sofá del comedor al dormitorio, en su pequeña vivienda de Catarroja. Para ella salir de casa era una completa odisea y por ello llevaba varios meses sin pisar la calle. Su marido asegura que salió este verano un día, pero sus vecinos afirman no haberla visto fuera de casa desde hace ya más de un año. Finalmente el pasado martes esta obesidad mórbida que padecía, que le había provocado otras patologías por la falta de movilidad y ejercicio, resultó mortal y su marido Juan Carlos solo pudo alertar a los servicios médicos para que certificaran su fallecimiento.

«Le cogía cita para el médico pero no quería moverse, ni tampoco podía, y al final nunca iba a las revisiones», explicaba ayer Juan Carlos, quien hasta el último día estuvo a su lado intentando que hiciera algo de ejercicio para combatir este sobrepeso. El hombre asegura que su esposa comenzó a engordar de forma exagerada hasta ser ya perjudicial para su salud cuando con 24 años tuvo a su único hijo.

Samuel, quien ahora tiene 19 años, también estaba en la vivienda cuando su padre a primera hora de la mañana del martes se percató de que Juana no se movía y que al intentar despertarla tampoco reaccionaba. Tras intentar sin éxito encontrarle el pulso el hombre alertó al 112 y una ambulancia se trasladó al domicilio, situado en una calle de Catarroja cuya dirección omitimos para preservar el anonimato de la familia.

Los sanitarios del SAMU únicamente pudieron confirmar el fallecimiento de la mujer, de 43 años, y con obesidad extrema. Asimismo, la Guardia Civil trasladada al lugar de los hechos avisó a la comisión judicial para proceder al levantamiento del cadáver al tratarse de una muerte cuya causa de la muerte tendrá que ser aclarada en el Instituto de Medicina Legal de Valencia.

El Juzgado de Instrucción número cinco de Catarroja, en funciones de guardia, levantó el cadáver bajo la supervisión del médico forense, quien descartó en una primera inspección del cuerpo que éste tuviera signos de violencia. De hecho, todo indica que la mujer falleció por causas naturales debido al sobrepeso que padecía desde hace años y que no estaba bajo tratamiento alguno, según reconoció su propio marido.

«En verano salió a andar un poco pero enseguida se cansaba y no quería volver a salir», explicaba Juan Carlos. Desde entonces su mujer no había vuelto a pisar la calle y su vida se reducía a las cuatro paredes de este bajo de Catarroja, a ver la televisión en el sofá, comer y dormir. «Algunas amigas venían a verla, pero ella ya no salía», apuntaba Juan Carlos.

En todos estos años el hombre asegura que Juana nunca tuvo que ser hospitalizada, aunque tampoco recibía la visita de ningún médico para tratar su exceso de peso. Aunque la familia no supo concretar cuanto pesaba actualmente Juana en el momento de su muerte, las fuentes consultadas por este periódico aseguran que pesaba más de 200 kilos, lo que unido a su estatura , imposibilitaba cualquier tipo de movimiento.

Así, gran aficionada a las telenovelas, según su hijo, la mujer podía estar durante horas frente al televisor. Su marido todavía recuerda como cuando era más joven le gustaban los bous al carrer, aunque desde hace años ya no podía salir a correr. Su funeral se celebrará esta tarde en el cementerio de Catarroja.