Su testimonio resultaba clave para poder condenar al acusado de robar y asesinar a un hombre en Sagunt en 2010. En un primer momento declaró ante la policía que el presunto asesino le había mostrado un vídeo de un minuto de duración en el que se veía a la víctima agonizando en el maletero de un coche, pero el día del juicio la testigo de cargo se retractó y manifestó ante el juez que la policía le había instado a que dijera eso y el procesado fue absuelto. Un juzgado de lo Penal de Valencia la condena ahora a seis meses de prisión por un delito de falso testimonio tras reconocer ésta que había mentido.

Sin embargo, la sentencia dictada por el Juzgado de lo Penal número siete de Valencia no establece realmente en que momento de los dos mintió la testigo ahora condenada. «Bien en su declaración judicial que ratificaba la policial, bien en su declaración en el acto de la vista del juicio oral, faltó abiertamente, de forma consciente y voluntaria a la verdad, declarando hechos que no respondían a la realidad», remarca el fallo.

El crimen, que quedó sin castigo, se remonta al 20 de enero de 2010 cuando tres encapuchados asaltaron la vivienda de Francisco Anreus, conocido como Franvi, en la avenida Aragón de Sagunt. Estas tres personas propinaron a su víctima una paliza para robarle y lo introdujeron en el maletero de su coche. Posteriormente tras matarlo a golpes, se deshicieron de cualquier vestigio incendiando el vehículo. El cadáver fue encontrado tres meses después en un depósito de agua en un campo de naranjos de Sagunt.

En enero de 2015 uno de los presuntos autores del secuestro y asesinato de Franvi fue juzgado en la Audiencia Provincial de Valencia. El Ministerio Fiscal solicitaba para él una pena de 25 años de prisión por los delitos de asesinato y robo con violencia.

La ahora condenada por falso testimonio fue citada como testigo protegido ya que durante la fase de instrucción confesó que el acusado, con el que había mantenido una relación sentimental, «estando los dos solos en el salón de su domicilio, en Puçol, visiblemente alterado y nervioso, se puso unos guantes y sacó del aparador un teléfono móvil de última generación, que sabía que no era suyo, y le mostró un vídeo, de un minuto de duración, donde se veía un maletero abierto de un coche y en su interior la silueta de un varón adulto tumbada boca arriba que se quejaba de forma agónica». Asimismo, mientras le proyectaba el vídeo, Osel A. le manifestó hasta en tres ocasiones: «Se nos ha muerto».

En el juicio se retractó y ahora es condenada por falso testimonio. Pero, ¿cuándo mintió?