Internamiento en un centro psiquiátrico durante un plazo máximo de 25 años. Ese será el destino de la mujer de nacionalidad china que en agosto de 2015 acabó con la vida de su madre y su sobrina, de solo diez años, de 49 cuchilladas en el domicilio familiar, situado en la calle Tomás de Villarroya de Valencia. Tras un último intento de que prestara una declaración coherente durante el juicio, celebrado ayer ante un jurado popular, los forenses examinaron nuevamente a la acusada y determinaron que ésta no estaba capacitada para declarar ni para entender siquiera el motivo del juicio y platear su propia defensa.

De esta forma, tanto la Fiscalía como la abogada defensora renunciaron al testimonio de la procesada y dieron por reproducida la prueba, a la espera de exponer hoy sus conclusiones definitivas, aunque ambas partes coinciden en considerar que la acusada está exenta de toda responsabilidad penal dada la esquizofrenia que padece y que no le permitía ser consciente, ni en el momento de los crímenes ni ahora mismo, de sus actos. De hecho, al ser interrogada por los forenses sobre lo ocurrido aquel día, ésta atribuyó las muertes a «unos seres» sin poder mantener con ella una conversación inteligible.

Pese a que el fiscal aprecia la eximente completa de alteración psíquica, debido a la agresividad y peligrosidad de la acusada, solicita la medida de internamiento permanente revisable en un centro psiquiátrico, como ya adelantó en exclusiva Levante-EMV hace un año.

Casi 50 cuchilladas

El doble crimen se produjo en la mañana del 28 de agosto de 2015 en el domicilio de la calle Tomás de Villarroya de Valencia, donde la acusada residía junto con sus padres y su hija, de diez meses. El día de autos también se encontraba con ellos pasando las vacaciones una sobrina, de diez años, quien también fue asesinada.

Entre las 8.30 y las 11.15 horas, Shufang Z. cogió un cuchillo de grandes dimensiones y atacó a su madre, que se encontraba en su dormitorio. La víctima trató de defenderse como demuestran las 23 lesiones que presentaba en brazos y manos, pero su agresora le asestó hasta 28 cuchilladas en la zona del tórax y el abdomen, algunas de ellas mortales de necesidad. Después, la asesina entró en la habitación donde estaba su sobrina y la mató clavándole 21 cuchilladas con esta misma arma.

Según recoge el fiscal en su escrito, «la acusada se lavó y cambió de ropa, y se deshizo de las prendas manchadas de sangre en un contenedor próximo al domicilio». Después cogió a su hija y, tras deambular por distintos lugares, tomó un taxi y se marchó a Castelló, al domicilio de unos parientes. Fue detenida esa misma tarde por la Policía Nacional horas después de que su padre regresara a casa y encontrara los cadáveres.