Dosanu P., el hombre detenido en Valencia en junio de 2014 por el asesinato de su esposa en Almería, admitió ayer durante el juicio, celebrado en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Almería, haber asestado a su víctima «muchísimas» puñaladas. «No recuerdo si fueron mil o 500.000», manifestó el presunto asesino machista, quien huyó tras el crimen a tierras valencianas después de tomar como rehén a un conductor a quien abandonó en Massanassa.

El acusado se enfrenta a penas que suman 29 años y seis meses de prisión, según la petición del Ministerio Fiscal. Según el informe de la fiscalía, el presunto asesino asestó a su víctima 48 puñaladas para causarle «deliberadamente un sufrimiento mental y físico» antes de clavarle un «pequeño cuchillo en la nuca», lo que acabó finalmente con su vida. A continuación, le extirpó los ojos y, con ellos «en la mano», puso rumbo a la chabola en la que residían su madre y su hermano, a quien contó lo sucedido y dejó al cargo de sus hijos de diez y ocho años para emprender la huida.

En su declaración durante la vista oral Dosanu P. alegó no recordar determinados episodios ocurridos entre el momento del crimen de su pareja, Mariana M., y la detención que tuvo lugar en un hotel de Valencia a la mañana siguiente poco después de que pidiera un café en el citado establecimiento.

Según su testimonio, en la noche del 31 de mayo discutió con su pareja sentimental, con la que había contraído matrimonio por un rito étnico no legal, después de que la encontrara con otro hombre en la cama, al que, según añadió, no consiguió «alcanzar» cuando abandonó el domicilio ubicado en Cuevas de Marín (Almería).

Durante la discusión no recuerda si cogió un cuchillo o dos ni qué hizo con ellos. Asimismo tampoco quiso acordarse de si le extirpó los ojos a su víctima.

El acusado incluso trató de justificar lo injustificable alegando que bajo su etnia «no se acepta el adulterio». Del mismo modo, para tratar de lograr algún tipo de atenuante manifestó que había consumido alcohol y que estaba bebido. Hecho que sí pareció venirle a la memoria.

No obstante, las declaraciones posteriores de los testigos con los que se cruzó en su periplo de huida el acusado, cuando intentaba llegar hasta Barcelona, difieren sobre si éste iba en estado de embriaguez. Así, el taxista que le condujo hasta Níjar momentos después del crimen en un trayecto de unos 20 minutos afirmó que lo vio «nervioso» pero que, según su apreciación, «no había bebido ni olía a alcohol».

Misma versión mantuvo el hombre al que secuestró a punta de cuchillo en su propio coche, hasta que el viaje se frustró a la altura de Massanassa tras el reventón de una rueda. Finalmente fue arrestado en un hotel de Valencia.