La incertidumbre de no saber qué le ha ocurrido a su esposo, desaparecido en extrañas circunstancias hace ya un mes y medio, no le deja vivir. Fatna duerme con el corazón en un puño esperando una llamada con noticias de él. Khalid Azzakhman, de 48 años de edad y vecino de València, fue visto por última vez el pasado 9 de enero. Esa mañana telefoneó a su mujer y quedó con ella en ir a las 16.30 horas a recoger a sus hijas, de nueve y once años, a la salida del colegio. Nadie fue a por ellas.

«Es todo muy extraño, nunca antes se ha ausentado así. Siempre ha estado muy unido a sus hijas», asegura su esposa quien no puede ocultar su miedo a que alguien le haya podido hacer «algo malo». Además, teme que su desaparición esté relacionada con las compañías que frecuentaba debido a su «oficio» de comprar y vender móviles y otros objetos electrónicos de dudosa procedencia.

«Lleva unos tres años con esto, comprando móviles y tablets para luego revenderlos. Yo le digo que eso no es vida, que al final se va a meter en problemas, pero no me escucha», argumenta Fatna. La respuesta de su marido para tranquilizarla era siempre la misma: «No, si yo compro con facturas».

Asimismo, la mujer de Khalid, quien denunció su desaparición el pasado 11 de enero, sostiene que su marido suele llevar bastante dinero en efectivo encima por si se le presenta una oportunidad de algún objeto electrónico de mayor valor. «Hasta unos 6.000 euros ha llegado a llevar encima cuando sale a las nueve de la mañana hasta la hora de comer. Luego se va a vender los móviles a un pueblo, pero no sé dónde», apunta.

Después de que no se presentara a recoger a las pequeñas en la tarde del 9 de enero, Fatna insistió en llamarlo a los dos números de teléfono móvil que suele portar Khalid encima. «Nadie contestaba a las llamadas, pero sí que daba tono», recuerda. Así, en torno a la una de la madrugada del día 10 comprobó que el mensaje que le había enviado por WhatsApp había sido leído. «Lo estuve mirando cada segundo por si se conectaba de nuevo, pero salía como apagado desde esa hora», indica.

Mensaje de WhatsApp

Posteriormente supo que un amigo de su marido había recibido la misma tarde de su desaparición, en torno a las 20.30 horas, un mensaje de voz de Khalid por WhatsApp en el que le decía algo así: «Hola hermano, ¿cómo está el mercado por Marruecos. Me voy con una señora para comprar género y negociar precio». Lo que Fatna desconoce es dónde pudo ir finalmente su marido esa noche y si este encuentro nocturno tiene algo que ver con su desaparición.

Esa madrugada, a las 2.39 horas, Fatna recibió una llamada de WhatsApp del móvil de su marido, pero al ir a cogerlo la comunicación se cortó. A esta extraña llamada se suma que dos días después, a las 11.30 horas, su cuñado llamó de nuevo a uno de los móviles de su marido y en esta ocasión sí obtuvo respuesta. Pero no se trataba de Khalid. «Le respondió un hombre en castellano y dijo que se lo había vendido un árabe con gafas». La descripción coincide con la del desaparecido, aunque Fatna sospecha que esta persona mentía.

«La primera semana no paraba de llorar, ahora ya no sé qué pensar. Todo el mundo me dice que mi marido está muerto», admite Fatna. «Mis hijas son las que más están sufriendo. La pequeña en cuanto veía a su padre se metía en su abrigo a abrazarlo». El grupo de Homicidios de la Policía Nacional investiga esta extraña desaparición para poner fin al desasosiego de esta familia.