Paquita Maroto murió a los 71 años a manos de su marido y padre de sus tres hijas en febrero de 2016, en su domicilio del valenciano barrio del Cabanyal-Canyamelar. Una discusión, cuyo motivos ni tan siquiera fue capaz de aclarar el acusado ayer en el juicio, dio pie a este crimen machista, al que la familia de la fallecida todavía duda en calificar como tal.

Juan M. C., de 75 años, confesó en la primera sesión del juicio, ante un Jurado Popular, haber cogido a su esposa del cuello durante la discusión, pero negó que tuviera intención de matarla. Además insistió en que nunca le había puesto la mano encima y que la convivencia familiar era buena. Precisamente el día en que presuntamente estranguló a su mujer ésta estaba preparando la comida para celebrar el cumpleaños de uno de sus nietos.

El Ministerio Fiscal solicita para el acusado de un delito de homicidio quince años de prisión con las circunstancias agravantes de parentesco y violencia de género. Según considera acreditado, el procesado le provocó la muerte a su víctima apretándole del cuello de forma intencionada. Posteriormente el presunto homicida se autolesionó con un cuchillo, aunque las heridas eran leves.

El crimen se produjo el 13 de febrero de 2016 cuando, tras una discusión, cuyos motivos no aclaró el acusado, éste cogió del cuello a su esposa en el comedor de la casa y le apretó de tal manera que le provocó la muerte.

La mujer, que tenía dificultad para moverse a causa de polimialgia reumática, pudo forcejear con él antes de perder el sentido y bajo sus uñas quedaron restos biológicos del acusado, prueba que hubiera sido determinante en caso de no reconocer los hechos.

Según la autopsia realizada en el Instituto de Medicina Legal de València, la muerte se produjo por asfixia mecánica, ya que «al presionar el cuello hubo una oclusión de las vías respiratorias». El juicio prosigue hoy con la declaración de los testigos y forenses.