En julio de 1996 Rosario R. F. acabó con la vida de su marido en Dénia tras descerrajarle cuatro tiros de escopeta cuando éste se encontraba desprevenido sentado en un sillón. Casi veinte años después de su crimen, y tras cumplir su condena de cárcel, volvió a intentar asesinar presuntamente a otro hombre, en este caso su amante, de cuatro certeras cuchilladas, dos de ellas al cuello, despechada por la decisión de éste de romper con la relación. Solo el cambio del arma empleada en sendos ataques evitó que el desenlace en este último intento de asesinato, ocurrido en Llíria en 2015, curiosamente también en el mes de julio, terminara en tragedia.

La expresidiaria, juzgada ayer en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de València, se enfrenta ahora a una petición de pena de quince años de prisión por un delito de asesinato en grado de tentativa con la circunstancia agravante de reincidencia. Su víctima, un trabajador de una sucursal bancaria de Llíria, relató ante la sala cómo ésta le abordó en un callejón del municipio cuando se dirigía a su puesto de trabajo desde la estación del metro. «Noté un fuerte golpe en la parte superior de la espalda y cuando me giré la vi con el cuchillo en la mano, sonriendo».

El hombre, de 51 años y que sobrevivió gracias a la rápida intervención de unos vecinos, reconoció que mantenía relaciones esporádicas con esta persona desde noviembre de 2014, pero que en el mes de junio de 2015 decidió poner fin a sus encuentros porque «era una relación conflictiva». Desde entonces se sentía acosado por esta mujer e incluso solicitó el cambio de oficina para alejarse de ella.

En ambos casos alega maltrato

Por su parte, la acusada, de 50 años, declaró ayer que en el momento de los hechos todavía eran pareja, que esa noche habían estado juntos y que le había acompañado en metro a su trabajo en Llíria. «Íbamos discutiendo y me empujó contra la pared, saqué el cuchillo para amedrentarlo porque me iba a pegar», alegó Rosario R. tratando de hacer creer a la sala que las cuatro cuchilladas se produjeron en el forcejeo, y sin poder explicar coherentemente por qué llevaba una bolsa con tres cuchillos y un plano con la ruta hasta el banco.

La procesada utiliza el mismo argumento que esgrimió en 1999 cuando fue juzgada por asesinar de cuatro disparos de escopeta a su esposo en Els Poblets (Dénia). Aunque alegó miedo insuperable hacia su marido por los supuestos malos tratos que sufría, un jurado popular consideró probado que ésta actuó sin darle posibilidad alguna de defensa y la halló culpable de un delito de asesinato, por el que fue condenada a quince años de prisión. En julio de 2011 salió en libertad.

La versión de la Fiscalía sobre lo ocurrido en la mañana del 20 de julio de 2015 es que la acusada, que no aceptaba la ruptura, averiguó el itinerario que seguía su ex desde la estación hasta su lugar de trabajo y le atacó por la espalda en una calle poco transitada con el único objetivo de acabar con su vida.