«Un error administrativo subsanable». Así calificó ayer el médico del Hospital Clínico de València acusado de estafa y falsedad documental la extracción de catorce cajas de Revatio, medicamento utilizado con fines similares a la viagra, de la Farmacia del citado centro hospitalario durante casi dos años a nombre de un familiar, incluso cuando éste ya había fallecido. El jefe del Servicio de Urgencias alegó que en ningún momento tuvo intención de estafar a nadie y que, tras la muerte de su tío, seguía sacando el citado fármaco para su padre, quien al igual que el anterior padecía de hipertensión pulmonar.

«Mi fallo fue no cambiar el SIP (tarjeta sanitaria), pero como los dos eran pensionistas y el diagnóstico era el mismo, la prescripción era factible», admitió José Vicente Balaguer ante el Jurado Popular que deberá dirimir su responsabilidad penal por estos hechos cometidos entre octubre de 2009 y abril de 2011, fecha en la que sacó la última caja de Revatio, cuyo componente básico es el Sildenafilo, utilizado para el tratamiento de la disfunción eréctil.

El Ministerio Fiscal solicita para el acusado una pena de cinco años de prisión y cinco de inhabilitación por un delito continuado de falsedad en documento oficial, en concurso con el de estafa continuada cometida por funcionario público, como ya adelantó Levante-EMV. Cada caja del citado medicamento tiene un precio de unos 500 euros por lo que el montante de la presunta estafa a la Sanitat valenciana asciende a 7.000 euros.

Para una hipertensión pulmonar

El facultativo, con plaza en propiedad desde 1991 y especialista en medicina interna, reconoció en el juicio que él fue la única persona que recomendó y prescribió el citado medicamento a su tío, diagnosticado con una Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica, pese a no ser experto en neumología. «Siguiendo los protocolos lo presenté al servicio de Farmacia para que le dispensaran el medicamento ya que mi tío tenía hipertensión pulmonar secundaria», explicó remarcando este último matiz, aunque en ningún historial médico figurara que fuera de carácter «secundario». Asimismo insistió en que la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda el uso del Revatio para este tipo de pacientes.

Durante la vista oral en ningún momento se cuestionaron las extracciones del medicamento con una periodicidad prácticamente mensual y como cinco de ellas tuvieron lugar después de que el propio familiar al que supuestamente iba destinado el fármaco hubiera fallecido.

«Cuando murió, mi tía me dio los comprimidos que le habían sobrado y como mi padre también sufre de hipertensión ...», argumentó el acusado, quien siguió sacando las cajas con el número de tarjeta sanitaria del difunto. Así atribuyó a problemas personales que estaba atravesando en ese momento el no haber hecho el cambio del SIP, aunque admitió que esta modificación apenas le hubiera acarreado tiempo.

Los hechos fueron detectados por compañeros del facultativo, quienes los pusieron en conocimiento de la Conselleria de Sanidad. Para uno de estos familiares del médico acusado el medicamento en cuestión incluso estaba contraindicado, ya que estaba recibiendo tratamiento con parches de nitroglicerina.

No obstante, el acusado trató de justificar la denuncia de sus compañeros con una supuesta animadversión hacia él, cuyo único objetivo era destituirlo para ocupar su puesto, remarcando que una de las denunciantes fue aspirante a la oposición que él consiguió en 2009.

De igual modo insistió en que el medicamento que prescribió a sus familiares era para paliar su hipertensión pulmonar. «Uno no se puede inventar las enfermedades de los pacientes. Yo prescribí Revatio, no viagra. Y me lo autorizaron en la farmacia», aclaró tratando de desentenderse de la otra aplicación de dicho fármaco utilizado para combatir la disfunción eréctil.