Después de descubrir que Joan Carles L. descuartizó el cadáver de su madre para deshacerse de sus restos y ocultar así durante seis años su crimen, el padre y los hermanos del parricida confeso no salen de su asombro y se muestran horrorizados por cómo pudo terminar sus días Mari Carmen a manos del hijo que más unido estaba a ella. «Desconocemos las razones, mi hijo es un psicópata y cuando se enfada pierde el control», explicó el padre del acusado de un delito de asesinato. «De pequeño no era así, pero desde que me fui de casa en febrero de 2003 me dejó de hablar y siempre mostraba una actitud agresiva con sus hermanos», recuerda. Tanto es así que intentó estrangular a su hermana mayor, aunque optaron por no denunciarlo. «No quería ver a los hermanos enfrentados».

Respecto a las acusaciones de una amiga íntima de la fallecida, en las que achacaba a la familia del exmarido y a éste que le hubieran hecho la vida imposible a Mari Carmen, Juan Carlos afirma que su madre quería a su mujer como si fuera una hija más y que tanto ella como sus hermanas les habían ayudado a criar a sus tres hijos. «Independientemente de los problemas que pudiéramos tener después de la separación, no le deseaba ningún mal, era la madre de mis hijos», remarcó el ex marido de la víctima. Asimismo coincide en destacar el carácter trabajador de ésta y «su capacidad de llevar todas sus cargas adelante».