El Juzgado de Instrucción número 53 de Madrid tomó declaración ayer a la joven detenida por la macroestafa del valenciano Paco Sanz, acusado de recaudar más de 200.000 euros con donaciones y otras formas de ingreso supuestamente destinadas a costear la enfermedad que padece.

La exnovia del conocido como el hombre de los 2.000 tumores, también acusada por los delitos de apropiación indebida y blanqueo de capitales, alegó ante el juez ser una víctima más del presunto estafador y aportó unas conversaciones de WhatsApp con éste en las que empezaba a dudar de su enfermedad terminal.

Así, la joven sevillana explicó que contactó con Paco Sanz a través de internet y que comenzaron a ser novios cuando ella acababa de cumplir los 18 años. «Estaba enamorada y me siento engañada», remarcó la acusada, quien dijo que Sanz la manipulaba y le hizo firmar «papeles bancarios», pero que nunca ha tenido acceso al dinero recaudado con los donativos de la gente.

No obstante, esta versión dada ahora por la presunta colaboradora del valenciano, vecino de la Pobla de Vallbona, dista mucho de la que se observa en las grabaciones que ellos mismos realizaban burlándose de las personas que desinteresadamente les ayudaban.

Entre risas y con expresiones obscenas ambos pedían «billetitos morados y parné», dejando a un lado el fin para el que supuestamente debía ser destinado el dinero, el tratamiento del síndrome de Cowden, que realmente padece.

Además de Paco Sanz y de su exnovia en la causa también figuran como imputados los padres del valenciano, quienes han solicitado declarar por videoconferencia desde València.

A los juzgados de Madrid acudieron ayer también varios de los afectados que han denunciado al presunto estafador, entre ellos el humorista José Mota y el editor madrileño cuya primera denuncia destapó el presunto fraude.

Alejandro Ruiz se involucró por completo en el libro «Paco Sanz: Una vida de sueños, una vida de lucha», habilitando una línea de teléfono para gestionar las reservas, trabajando en el diseños de la portada y el booktrailer, así como en la edición, maquetación y promoción del mismo. Todo ello generó una factura de más de 8.000 euros, aunque éste le condonó la deuda por el carácter benéfico de la obra y creyendo, según manifestaba Sanz, que solo le quedaban unos meses de vida.

Desde que fue puesto en libertad Paco Sanz se mantiene al margen y ha optado por pasar lo más desapercibido posible. «Hablaré cuando tenga que hablar», manifestó a Levante-EMV.