El presunto pedófilo detenido y encarcelado a finales de mayo tras ser sorprendido por una policía nacional fuera de servicio cuando grababa a escondidas la ropa interior de una niña de 6 años que esperaba en la cola de una atracción en la Marina Real de València no era un novato. Él mismo confesó a la Policía Nacional, primero, y al juez, más tarde, que llevaba años robando imágenes de niños, preferentemente de corta edad, en parques y playas de València y sus alrededores, aunque nadie se había percatado nunca de sus actividades, por lo que no había sido ni denunciado ni detenido con anterioridad.

El juzgado que investiga el caso ya ha pedido al Grupo de Menores (Grume) de la Unidad de Familia y Mujer (UFAM) de la Policía Nacional de València que trate de identificar, a través de los cientos de archivos que le han sido decomisados en distintos soportes informáticos en su domicilio, a alguno de los menores.

El arrestado, Emilio. S. S., de 66 años y actualmente en prisión, declaró que hacía alrededor de tres años que había comenzado a descargarse pornografía infantil a través de internet, sobre todo, utilizando páginas de intercambio como eMule. Poco después, decidió salir a la calle en busca de menores para realizar él mismo las grabaciones.

El presunto pedófilo, del que se investiga si ha llegado a abusar de algún menor, confesó al juez que su máxima aspiración era conseguir imágenes «lo más íntimas posibles» sin que nadie se diese cuenta. Incluso admitió que le daba igual si los pequeños estaban solos o acompañados. En todos los casos se arrimaba a ellos de manera disimulada y acercaba la cámara al máximo a los menores, buscando su ropa interior o planos de carácter íntimo.

Emilio S. S., que se comportaba como un auténtico depredador sexual, buscaba a los niños en parques al aire libre, en instalaciones cerradas de juegos o en distintas playas de València. De hecho, en el momento de su detención, publicada por Levante-EMV el pasado martes, llevó a la policía hasta su vehículo y entregó a los agentes varios bañadores, una gorra y un teléfono móvil. Él mismo relató que, en realidad, llevaba esas prendas en el vehículo simplemente para disfrazarse como un bañista más y poder entrar en las playas para acercarse a los menores y grabarlos sin levantar las sospechas de sus padres o acompañantes.

Luego, con los vídeos que obtenía, realizaba montajes en casa mezclándolos con los descargados de internet, para obtener películas pornográficas que más tarde distribuía.

Niños de hasta 8 años

Al parecer, el presunto pedófilo buscaba niños y niñas de entre 5 y 8 años, ya que así se garantizaba que los menores no vieran con maldad la grabación si se llegaban a dar cuenta. La policía le intervino en casa abundante material de pornografía infantil -dos discos duros de 1.300 gigabytes-, además de un ordenador de sobremesa de alta gama con un monitor de 27 pulgadas -el que empleaba en las descargas de los vídeos-, un reloj con cámara y un teléfono móvil -ambos de la misma marca y gama que el ordenador- y una minicámara de vídeo de alta definición.