Ya han pasado más de quince días desde que Pilar Garrido Santamans, una valenciana de 34 años, fue presuntamente secuestrada por hombres armados en una carretera secundaria de México cuando iba en compañía de su marido y su bebé, de apenas un año. En todo este tiempo la incertidumbre no ha cesado para la familia; ni una sola pista, ninguna llamada de los supuestos secuestradores y ningún indicio sobre el paradero de esta mujer, natural de Massalavés.

Las únicas pruebas con las que cuentan los investigadores es el testimonio de su marido, quien relató a la policía federal cómo se produjo el secuestro cuando regresaban a casa después de pasar un fin de semana en la playa en la zona de La Pesca, en el estado de Tamaulipas. La pareja reside desde hace tres años en Ciudad Victoria, en este mismo estado mexicano, donde el número de secuestros se ha disparado en los últimos meses, según informaciones locales.

Los hechos ocurrieron en la tarde del pasado 2 de julio cuando Pilar Garrido regresaba junto a su marido, con doble nacionalidad mexicana y española, en un coche conducido por éste. En el mismo vehículo viajaba también el hijo de ambos, de solo un año. Según relató ayer la hermana de la víctima a Levante-EMV, a la altura de la localidad de Soto la Marina se tuvieron que desviar por una carretera secundaria ya que había una zona de obras. Al poco rato su cuñado se percató de que llevaban un coche detrás siguiéndoles de cerca.

En un momento dado uno de los ocupantes del vehículo sacó un objeto por la ventana, y temiendo que se tratara de una pistola, según la versión del marido, para no poner en riesgo la seguridad de su bebé, optó por detener el coche. «Fueron milésimas de segundo, salieron tres hombres y les apuntaron con pistolas para hacerles bajar y llevarse el coche», explica Raquel, hermana de Pilar.

«¡Pues nos llevamos a la vieja!», espetó uno de los asaltantes cuando el hombre se negó a que se llevaran su vehículo haciéndoles ver que había un niño pequeño en el asiento de detrás. Fue entonces cuando los secuestradores cogieron por la fuerza a Pilar y la introdujeron en su vehículo.

Su marido, cuyo trabajo le presupone conocimientos propios de las fuerzas y cuerpos de seguridad, bajó del coche y trató detenerlos pero los asaltantes lo encañonaron con un arma larga y le amenazaron con abrir fuego si intentaba hacer algo. Asimismo, aseguró que le hicieron apagar el teléfono móvil y le dieron instrucciones para que no lo encendiera hasta el día siguiente, o matarían a su mujer, según la versión del denunciante, quien esa misma tarde acudió a dependencias policiales para denunciar el secuestro.

«Una hora después del secuestro, el teléfono de mi hermana dejó de funcionar», asevera Raquel, quien solicita la colaboración ciudadana para que si alguien vio algo sospechoso ese día o tiene algún tipo de información sobre los secuestradores o el paradero de su hermana se ponga en contacto con la policía federal llamando al teléfono 088. Pilar Garrido portaba el día de su desaparición un vestido negro y azul como el que se ve en la fotografía.

Amplio despliegue policial

Las autoridades del país investigan lo ocurrido y peinan los alrededores donde se produjo el presunto secuestro con perros y helicópteros para dar con alguna pista que lleve hasta la valenciana. «Tanto la policía mexicana como el Ministerio de Exteriores de España están haciendo todo lo humanamente posible por localizarla», asegura la familia de la desaparecida. Por el momento nadie se ha puesto en contacto con ellos o con el marido de Pilar para pedir un rescate por su vida, lo que extraña a los investigadores.

En la investigación está participando tanto la policía federal mexicana como la estatal, así como la Unidad de Secuestros de la Policía Nacional después de que la familia de la víctima denunciara también los hechos en España.

Fuentes de la Oficina Diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores confirmaron a este periódico que están siguiendo el caso de cerca, pero que por el momento no pueden facilitar ningún dato para no comprometer las investigaciones.

«La única buena noticia es que no han encontrado ningún cadáver y han rastreado todo a conciencia», argumenta Raquel Garrido, quien confía en que finalmente todo se resuelva y pronto su hermana vuelva a casa.