Said Ben Iazza, el marroquí de 24 años detenido el pasado viernes en un nuevo golpe policial al yihadismo, no sólo prestó su documentación para comprar uno de los componentes del explosivo que iban a emplear en Barcelona, sino que además estuvo en la casa de Alcanar sólo tres días antes de que saltara por los aires cuando fabricaban las bombas con las que iban a cargar tres furgonetas que al parecer iban a hacer estallar en tres puntos de máximo aforo turístico de la capital catalana. Esa es la razón por la que el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu ordenó ayer su ingreso en prisión bajo la acusación de colaboración con grupo terrorista. Ben Iazza se negó a declarar.

El auto judicial por el que Andreu ha acordado prisión provisional comunicada y sin fianza advierte que la documentación de Said Ben Iazza, que trabajaba para su tío como empleado en una carnicería de Vinaròs, fue la que sirvió para comprar 340 litros de peróxido de hidrógeno (agua oxigenada) en dos tandas.

Los primeros 100 litros fueron comprados en un establecimiento de venta de productos de droguería al por mayor de Tortosa (Tarragona) con la documentación personal de Ben Iazza y transportados en la Ford Transit que éste solía utilizar. Fue el 12 de julio.

Trece días más tarde, el 27 de julio, dos de los yihadistas abatidos en la madrugada del 18 de agosto cuando trataban de atentar en el paseo marítimo de Cambrils utilizaron de nuevo la documentación del detenido en Vinaròs para comprar el resto de peróxido de hidrógeno.

En esta segunda tanda, Mohamed Hichamy y Youseff Aalla adquirieron 240 litros más de agua oxigenada, uno de los compuestos imprescindibles en la fabricación del explosivo triperóxido de triacetona (TATP), bautizado por los acólitos del Estado Islámico (EI) «la madre de Satán» por su elevado poder destructivo.

Aunque el magistrado de la Audiencia Nacional deja claro en su auto, emitido ayer, que Ben Iazza «facilitó las tareas logísticas para que la célula alcanzara sus objetivos», la principal razón de peso contra el detenido en Vinaròs es su presencia en el chalé de Alcanar donde la célula planeó y montó durante meses las bases del futuro atentado en Cataluña.

De hecho, la Guardia Civil ha logrado probar con medios tecnológicos la presencia de Said en el chalé de Alcanar en tres fechas: 23 de abril y 1 y 13 de agosto. Tanto el día 1 como el 13, sobre todo, las bombas que iban a hacer explotar en Barcelona «ya estaban prácticamente conclusas», matiza el juez,

Así las cosas, Ben Iazza no puede acogerse a que acudió a la vivienda por su amistad con el cerebro de los atentados, el imán de Ripoll Abdelbaki Es Satty -muerto en la explosión accidental del 16 de agosto-, y negar su participación en la acción terrorista, porque a esas alturas las bombas estaban casi listas. La célula llevaba tiempo fabricando el TATP con acetona, ácido clorhídrico, agua oxigenada, bicarbonato y grandes cantidades de hielo.

Una vez concluido, iba a ser utilizado como iniciador de la explosión haciendo deflagrar el centenar largo de bombonas de butano que habían ido acumulado en la casa durante meses, pero la inestabilidad del explosivo, extremadamente sensible al calor y a la fricción, hizo que la casa, y con ella el imán, volaran por los aires. A partir de ahí, los terroristas precipitaron el salvaje atropello masivo de la Rambla de Barcelona e intentaron otro similar en Cambrils.