Durante más de un año, Andrea -nombre ficticio para preservar su anonimato- fue víctima de reiteradas agresiones y amenazas de muerte por parte de su compañero sentimental. En muchas ocasiones calló y ni tan siquiera acudió a un centro hospitalario para ser atendida de las heridas, y en otras que sí fue asistida, la víctima prefirió ocultar a los médicos el origen de las mismas.

Ni siquiera cuando la policía tuvo conocimiento de los hechos y el Juzgado de Violencia sobre la Mujer número uno de València le impuso una orden de alejamiento a su presunto agresor en julio de 2013, este frenó en su agresividad y quebrantó la medida agrediéndola de nuevo. Teniendo que encerrarse la mujer con su hijo autista, de cuatro años, en un trastero de la vivienda hasta la llegada de los agentes.

La Sección Primera de la Audiencia Provincial de València le ha impuesto ahora a su maltratador dos años de cárcel por los delitos de maltrato físico habitual y quebrantamiento de medida cautelar. Por el resto de los cinco delitos de maltrato en el ámbito familiar y por las amenazas de muerte la sala le ha impuesto solo 360 días de trabajos en beneficio de la comunidad. Inicialmente el acusado se enfrentaba a una petición de pena de doce años de cárcel, ya que también se le imputaba un delito de detención ilegal, del cual ha quedado absuelto.

Su reconocimiento de los hechos durante la vista oral celebrada ayer en la Audiencia Provincial de València propició esta considerable rebaja en la pena. «Te voy a matar, te voy a pegar un tiro a ti y al niño», es solo una de las amenazas recogidas por el escrito del fiscal y reconocidas por el ya condenado.

Los primeros malos tratos de los que se tienen constancia se remontan a septiembre de 2012 cuando durante una discusión en el domicilio familiar, situado en la calle Arquitecto Segura del Lago de València el acusado le golpeó en la cara y los brazos, teniendo que ser asistida la víctima en el Hospital General.

Posteriormente, en diciembre de ese mismo año, el procesado cogió una botella de cristal y golpeó a su pareja para después pincharle con un cuchillo en el pecho. Se desconoce la entidad de las lesiones que sufrió la víctima en este episodio violento, ya que optó por no acudir a centro hospitalario alguno. En el mes de marzo de 2013 el maltratador condenado volvió a propinarle golpes mientras le gritaba y amenazaba al creer que tenía un supuesto amante.

Siempre buscando como excusa esta idea que se le había metido en la cabeza, en el mes de julio volvió a amenazarla de muerte y Andrea tuvo que encerrarse junto a su pequeño en un trastero para evitar que la golpeara a ella o le hiciera daño al niño, hijo de ambos. Aunque después de este episodio el agresor fue detenido y se le impuso una orden de alejamiento, semanas después el maltratador quebrantó la medida y su víctima tuvo que buscar refugio nuevamente en el trastero de la casa.