Francisco Javier Vázquez Parra, un vecino de Benetússer de 41 años, más conocido con el sobrenombre del 'Balumba', desapareció sin dejar rastro el 1 de junio de 2014.

Desde el primer momento la Guardia Civil sospechó que su desaparición podía estar relacionada con un ajuste de cuentas por tráfico de drogas y, tras más de un año y medio de pesquisas, e incluso peinar kilómetros de cañar en l'Albufera con la ayuda de la Unidad Militar de Emergencias (UME), los investigadores hallaron su cadáver en una fosa séptica de l'Alcúdia con un tiro en el tórax y otro en la nuca.

La Guardia Civil arrestó en enero de 2016 a dos hombres y una mujer por su presunta participación en el crimen. No obstante, solo uno de ellos se sentará en el banquillo de los acusados, ante un Jurado Popular, después de que el juez haya decretado el sobreseimiento provisional de todos los cargos contra Daniel F. H. y Mónica M. S., defendidos por los letrados Sonia García y Cristóbal Fernández, "al no quedar suficientemente acreditada su participación en los hechos".

Así, la acusación se dirige únicamente contra César H. P., el narco de 36 años que presuntamente ejecutó a su víctima de dos disparos, uno de ellos en la cabeza, por una deuda de drogas. El Ministerio Fiscal solicita una pena quince años y medio de prisión para el único acusado por un delito de homicidio y otro de tenencia ilícita de armas. El fiscal aprecia la circunstancia agravante de abuso de superioridad y aprovechamiento de las circunstancias del lugar.

Conversaciones telefónicas

Según el relato de hechos de la fiscalía, víctima y verdugo habían mantenido contactos con actividades relacionadas con plantaciones de marihuana y otras sustancias estupefacientes. Precisamente en mayo de 2014, un mes antes de la desaparición, se registraron 335 comunicaciones telefónicas entre ellos, siendo las últimas precisamente el domingo 1 de junio de 2014, fecha en la que supuestamente se produjo el asesinato.

De igual modo, desde ese día el acusado dejó de llamar al 'Balumba', consciente de que nadie le cogería el teléfono, ya que él mismo lo había matado, según la investigación realizada por la Policía Judicial de la Guardia Civil de Alfafar.

Esa mañana ambos quedaron en la avenida Cortes Valencianas de València. El acusado recogió al 'Balumba' en su coche y ambos se dirigieron a una parcela rústica en la l'Alcúdia, propiedad del procesado. Fue precisamente en este lugar donde un año y medio después la Guardia Civil localizó los restos óseos del desaparecido, en el interior de una fosa séptica, a unos dos metros de profundidad.

El escrito de acusación de la Fiscalía detalla que el presunto homicida mató a su víctima con una pistola Browning del calibre 6,35 mm y luego ocultó su cadáver envuelto en una manta, bajo escombros y tierra, en la citada fosa. El arma utilizada por el homicida nunca pudo ser localizada.