Ambos notarios, socios en una notaría de Paterna y supuestamente amigos. Ahora uno de ellos se enfrenta a tres años y diez meses de cárcel por intentar asesinar al otro tras golpearle repetidamente en la cabeza, por la espalda, con una llave grifa. Según reconoció ayer el acusado en el juicio, celebrado en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de València, le atacó «loco de ira» porque estaba bajo mucha presión, después de meses soportando sus recriminaciones y expresiones despectivas en el trabajo.

Según los médicos forenses del Instituto de Medicina Legal de València, esta sobrecarga emocional derivada del día a día en su relación profesional, en la que su socio le recriminaba ser «un pusilánime» que no tenía carácter para tratar con los trabajadores de la notaría, unido a la personalidad introvertida del acusado, fue haciendo mella en él.

Le iba a mostrar un libro antiguo

De esta forma el 11 de diciembre de 2013 los dos notarios quedaron para cenar, algo que era habitual, según reconocieron ambos en el juicio. El ahora acusado le dijo que subiera a su casa antes para mostrarle un valioso libro medieval, ya que sabía de la afición bibliófila de su socio. Una vez en el interior del salón, según la versión del acusado, su compañero se volvió a meter con él y ésta fue «la gota que colmó el vaso», según apuntaron los forenses.

Estando su víctima de espaldas revisando el libro, supuestamente sacó de un cajón de la cómoda una llave grifa y trató de acabar con la vida de su socio asestándole numerosos golpes. La fiscalía considera que los hechos son constitutivos de un delito de asesinato alevoso en grado de tentativa, pero aprecia a su vez un atenuante muy cualificado de obcecación u otro estado pasional semejante. De hecho, este fue el principal dilema en torno al que giró la vista oral y las pruebas periciales practicadas en la misma.

El fiscal sostiene que en el momento de los hechos el acusado se encontraba sometido a una fuerte carga emocional descompensada hasta el punto de interferir en sus capacidades intelectivas y volitivas, afectando a su imputabilidad, pero sin llegar a anularlas por completo. No obstante, la acusación particular va más allá y considera que los hechos fueron debidamente premeditados, ya que esa misma mañana ambos habían mantenido una discusión por cuestiones laborales.

La víctima, que sobrevivió a las heridas y que en un primer momento no quería denunciar lo ocurrido e incluso le pidió a su agresor que le acompañara al hospital, remarcó que la relación entre ellos siempre fue buena y atribuyó el ataque al «ultimátum económico» que le había dado para disolver la sociedad.

Respecto al trato que tenía con él, éste argumentó que le gusta hablar de pie, que tiene una voz potente y que al ser socios debían tomar decisiones. Pero negó haberle dicho nada en su casa e incidió en que el ataque fue repentino. «Tenía una cara de salvaje que me daba pavor», recordó.