«Han pasado tanto días sin saber nada de mi hermana y ahora lo que tenemos es un cadáver y ni siquiera sabemos dónde», lamentaba anoche Tamara Salazar, hermana de Nathaly, quien, calmada y todavía incrédula por la situación, reconocía que aún no había sido capaz de llorar. Tamara explicaba a Levante-EMV que la muerte de su hermana fue comunicada por unos testigos que se encontraban junto a ella en el momento del suceso. Y es que una familia había subido a la tirolina justo detrás de Nathaly.

Según relata Tamara, hubo un momento en que el tiempo empeoró y comenzó una tormenta de granizo. La familia, asustada, pedía salir de la tirolina cuanto antes. Cuando llegó el turno de Nathaly para abandonar la actividad, cedió su puesto.

Nathaly había estudiado Educación Física, y desde hace unos años trabajaba en la tirolina de la Venta del Moro: «Ella había sido monitora y creyó ético dejarles pasar», contaba Tamara. Sin embargo, esta acción le costó unos cuantos metros más de tirolina y una caída que terminó con su vida.

«Según contaron los monitores, mi hermana murió al instante. El que iba con ella, uno de los que después escondió su cuerpo, únicamente se rompió la ceja. Si tan solo hubiera abandonado la tirolina cuando llegó su turno, mi hermana ahora estaría viva. Murió por ayudar a una familia», lamenta Tamara. «Ahora, el único consuelo que me queda es saber que perdió la vida haciendo lo que le gustaba y, sobre todo, por ayudar a una familia. Murió como vivió, bondadosa y compasiva», añade la hermana de la fallecida.