Un jurado popular juzga a dos jóvenes por matar de una brutal paliza a un hombre, de 47 años y nacionalidad rumana, en una caseta abandonada del Puig en julio de 2016. Los acusados presuntamente le propinaron numerosos golpes con una barra metálica, así como tres cuchilladas. El Ministerio Fiscal solicita 16 años de prisión para cada uno de ellos por los delitos de homicidio y daños por incendio ya que prendieron fuego a la caseta para eliminar los vestigios del crimen.

Ambos acusados han negado su participación en el crimen en la primera sesión del juicio ante el Tribunal de Jurado. Los procesados se han acusado mutuamente, alegando que presenciaron la paliza pero que fue el otro quien propinó los golpes. Uno de ellos incluso asegura que trató de sujetar al otro y sufrió lesiones en las rodillas y los codos al caerse cuando intentaba quitarle la barra de hierro.

Los hechos ocurrieron en la madrugada del 31 de julio de 2016 cuando los acusados, un joven de nacionalidad búlgara y otro de origen rumano, se encontraban celebrando el cumpleaños de uno de ellos en una discoteca de Rafelbunyol. Esa misma noche se habían cruzado con Vasile Mecica, un sintecho con el que Laurentiu A. mantenía una enemistad motivada por una pelea años atrás entre familiares de ambos.

Así, según el escrito de conclusiones provisionales de la Fiscalía, entre las dos y las cuatro de la madrugada salieron del local y se dirigieron andando a la caseta de campo abandonada donde pernoctaba la víctima, situada en la partida Roll Menor de El Puig. Una vez allí, "actuando de común acuerdo y guiados por el ánimo de terminar con su vida", según el relato del fiscal, ambos le propinaron una "brutal paliza". Con un instrumento contundente tipo barra metálica le causaron al menos siete lesiones traumáticas en la cabeza, boca, cuello y el costado. Además le asestaron tres cuchilladas en los brazos y en la pierna con un bolígrafo navaja.

Cómo consecuencia de las graves lesiones Vasile murió en el lugar, sin tener posibilidad alguna de defensa. Cuando los agentes de la Policía Local del Puig lo localizaron todavía estaba agonizando, pero la ambulancia del SAMU no pudo hacer nada por salvar su vida.

Tras el crimen los acusados prendieron fuego a la caseta para supuestamente eliminar huellas y otros rastros, dificultando así la labor de los investigadores. El fallecido, que tenía 47 años, tenía un hijo de 21 años, al que los acusados tendrían que indemnizar con 26.000 euros.

Por el delito de homicidio la fiscalía solicita quince años de cárcel para cada uno de los procesados y un año más por el delito de daños por incendio.