Aunque en primer lugar se hizo cargo del caso la Policía Local de Murcia, no fue hasta 13 minutos después de recibir la alerta cuando la Policía Nacional le dio una pronta y feliz resolución.

Todo comenzó cuando una mujer llamó, este lunes por la mañana, a la Policía para denunciar que le habían arrebatado a su nieta del regazo, en la puerta de un centro médico del barrio murciano de San Antón. Inmediatamente, los agentes se pusieron en marcha y se personaron en el lugar, en la calle Francisco Rabal.

Allí, la abuela, en un evidente estado de nerviosismo, relató, según explican testigos presenciales, que había sido la expareja de su hijo (y madre de la niña) la que se había llevado a la pequeña. La abuela fue atendida del ataque de ansiedad en el lugar de los hechos, precisan los testigos.

Rápidamente, se alertó a todas las Fuerzas y Cuerpo de Seguridad de lo que había pasado, y se establecieron controles para dar con el vehículo en el que, según el relato de la abuela, se había montado su exnuera, acompañada de personas allegadas. El aviso del posible secuestro de una menor puso en alerta a todos los efectivos, en un momento en el que la sociedad está especialmente sensibilizada, en el contexto del caso del pequeño Gabriel Cruz, en la vecina provincia de Almería.

En uno de los controles habilitados, en concreto en el Puerto de la Cadena, la Policía Nacional interceptó el vehículo en el que viajaban la niña, junto a su madre y otras personas.

Los padres de la niña se encuentran separados. La primera hipótesis es que lo ocurrido sea un tema de problemas con la custodia de la menor.