Dos jóvenes, de 22 y 25 años de edad, ingresaron ayer en prisión por orden de la jueza de Instrucción número 4 de València por la violación grupal, en los baños de una discoteca de València, de una chica de 18 años a la que acosaron a la entrada del aseo, violaron, metieron a la fuerza en uno de los váteres y siguieron violando sin que el resto de los clientes se detuviera a ayudarla a pesar de sus gritos. La Policía busca ahora a otros dos implicados en la primera ronda de agresiones sexuales, ocurrida a la puerta del baño de hombres de la sala de fiestas Indiana de València, entre las seis y las siete de la madrugada del pasado domingo.

Todo sucedió cuando la víctima trató de ir al baño, alrededor de las seis de la madrugada. Cuatro hombres jóvenes, españoles todos ellos, y a quienes no conocía, la abordaron para preguntarle a dónde iba. La chica contestó con normalidad y en ese momento le dijeron que entrase en el baño de hombres, que una amiga suya la estaba esperando, en una mentira que, al parecer, tenía por objeto hacerla entrar bajo engaño.

La chica no accedió, así que los cuatro hombres la rodearon y la bloquearon contra la pared. Ahí, en el pasillo, se produjo la primera agresión sexual en la que, recuerda la joven, participaron los cuatro desconocidos. Mientras ejecutaban la violación, la sujetaban con fuerza por los brazos para inmovilizarla, ejerciendo la necesaria violencia que convierte el abuso en agresión sexual. La chica, además, recuerda cómo gritaba una y otra vez «dejadme» y «no quiero», sin dejar de llorar. También guarda en la memoria cómo desfilaron numerosos clientes a su lado sin que ninguno de ellos interviniese, según ha detallado a la policía y a la jueza.

Después, dos de ellos la empujaron y metieron violentamente en uno de los váteres del aseo masculino, donde, tras cerrar la puerta, le arrancaron la ropa interior y consumaron dos violaciones más cada uno de ellos. Luego, se fueron.

La chica, con una fortísima crisis nerviosa y llorando desconsoladamente, salió de los baños de hombres y se refugió en el de mujeres, donde permaneció agazapada un largo tiempo hasta que una de sus amigas, alertada por su tardanza, fue al aseo en su busca. Al verla en ese estado, le preguntó qué había sucedido. La amiga, sin esperar un segundo, llamó a la Policía Nacional y contó que había habido una violación en los baños de Indiana. Varias dotaciones de radiopatrullas acudieron de inmediato a la discoteca cuando eran ya casi las siete de la mañana y tras, entrevistarse con la joven, y comprobar la veracidad de la denuncia telefónica, informaron al responsable de seguridad de la discoteca de lo sucedido. Para entonces, muchos de los clientes ya se habían ido, ya que se había hecho la hora de cierre del local.

Aun así, la chica logró identificar sin ningún género de dudas a dos de los presuntos implicados, justo en el momento en que salían de Indiana, así que los agentes les dieron el alto y los detuvieron. Pero no sólo la chica los reconoció. También lo hizo, remarcando que no tenía duda alguna, una de las testigos involuntarias de la primera violación, que vio a los cuatro hombres rodeando a la víctima, pero no se percató en ese momento de lo que estaba pasando.

La víctima fue trasladada por la Policía a un hospital de València, donde el examen ginecológico y forense confirmó por completo la agresión sexual.

Mientras, los dos sospechosos fueron llevados a los calabozos del complejo policial de Zapadores, donde han permanecido hasta que los agentes de la Unidad de Atención a la Familia y a la Mujer (UFAM), dentro de la cual está el grupo que investiga las agresiones sexuales, han finalizado la tramitación de las diligencias. Así, ambos fueron llevados ayer ante la jueza que lleva el caso desde su inicio, quien ordenó una rueda de reconocimiento.

Uno de los presuntos violadores, precisamente al que ella reconoce solo como uno de los agresores en la primera ronda de violaciones, la del pasillo, se negó a someterse a la prueba, alegando que el resto de hombres no se le parecían en absoluto, lo que equivaldría a dirigir la acusación contra él. El otro sí se sometió y fue reconocido por completo. De hecho, en su caso, la víctima recuerda con todo detalle que fue el primero que le dirigió la palabra, que participó, supuestamente, en esa primer ronda de agresiones sexuales y que luego fue quien, junto con otro, la metió en el WC para presuntamente consumar las otras cuatro violaciones.

Tras esa diligencia y después de tomarles declaración -ambos niegan ser los autores y aseguran no haber cruzado palabra alguna con la chica-, la jueza, a petición del fiscal, ordenó prisión provisional, comunicada y sin fianza para ambos.

La discoteca Indiana de València condena la violación

Por su parte, la discoteca Indiana de València, donde se produjo la agresión, ha comunicado que condena «cualquier tipo de violencia o conducta contra la libertad sexual» al mismo tiempo que muestra su «firme compromiso por evitar este tipo de conductas en el local». Y remarcan en un comunicado que «los empleados no presenciaron tales hechos y, por tanto, no omitieron el deber de socorro».