M. Vázquez, Valencia

Manuel G. T., el policía arrestado por robar, presuntamente, veinte kilos de cocaína en la Jefatura Superior de Policía de Valencia regresó de nuevo ayer a las instalaciones policiales aunque, en esta ocasión, entró como detenido en el recinto que, hasta hace unos días, tenía la misión de vigilar.

El hombre, que fue capturado en la mañana del viernes cuando se encontraba de vacaciones en Lugo, fue trasladado hasta las dependencias del Cuerpo Nacional de Policía de Valencia para asistir al registro de su vivienda en la capital del Turia. Al cierre de esta edición no había trascendido si los investigadores habían encontrado o no en dicho domicilio los tres kilos de cocaína que aún faltan por recuperar del alijo de veinte kilogramos que el sospechoso, quien hasta hace pocos meses se encontraba destinado en la Policía Autonómica, presuntamente sustrajo de Jefatura. No obstante, según fuentes de toda solvencia consultadas por este diario, esa droga se encuentra ya, posiblemente, en el mercado negro madrileño, donde el acusado y su supuesto cómplice -un oficial de Policía destinado en la comisaría de Carabanchel- pretendían, presuntamente, «colocar» el resto de cocaína, es decir, los 17 kilos de estupefaciente recuperados en dos domicilios de Madrid y de Alcorcón.

En principio, los sospechosos sólo pusieron, supuestamente, en circulación tres kilogramos de droga debido a que no disponían de suficiente infraestructura para sacar al mercado y distribuir todo el estupefaciente que tenían en su poder. Ahora, los agentes encargados del caso tratan de descubrir a quién vendieron los acusados los tres kilos de cocaína que faltan para, así, intentar recuperar la totalidad del estupefaciente que fue sustraído en las dependencias centrales de la Policía en Valencia.

El robo fue el viernes 28 de julio

El robo del estupefaciente se llevó a cabo en la noche del viernes 28 de julio o ya esa misma madrugada, turno en el que Manuel G. T. estaba de guardia en la puerta trasera y el patio de la Jefatura Superior de Policía de Valencia. Se supone que, durante este tiempo, el acusado hurtó, presuntamente, la droga y se la entregó a su supuesto cómplice, al que antes había avisado para que se trasladase desde Madrid y se hiciese cargo, supuestamente, de la cocaína -de hecho, la práctica totalidad de ésta ha sido hallada en domicilios de la capital española-. Horas después, una vez que el agente ya había sido relevado de su puesto, otro policía que también estaba encargado de tareas de vigilancia advirtió que la puerta corredera de la furgoneta en cuyo interior se guardaba la cocaína estaba mal cerrada, por lo que decidió avisar a un superior para que se comprobase si todo estaba en orden. Así pues, el policía que dio la voz de alarma sobre el posible robo de estupefaciente no fue quien la robó, tal como este periódico publicó ayer por error. Al cabo de dos días, el lunes 31 de julio, los agentes antidroga que habían intervenido el alijo de coca comprobaron la carga de la furgoneta y descubrieron que alguien se había llevado veinte kilogramos de estupefaciente. Tras minuciosas y arduas pesquisas -no hay que olvidar que los investigadores fueron las primeras personas de las que se sospechó, lo que a la postre dificultó su trabajo-, los policías centraron sus indagaciones en uno de los agentes que vigilaba la puerta trasera y el patio de la Jefatura: Manuel G. T. Posteriormente, a través de él, llegaron a su supuesto cómplice, J. A. G., otro policía destinado en Madrid, que era quien guardaba la droga sustraída.