R. Laguna, Valencia

Un agente de la Guardia Civil del cuartel de Cullera fue juzgado ayer por un tribunal de la Audiencia de Valencia acusado de un delito de homicidio imprudente durante una detención ocurrida el 8 de febrero de 2003, en el camino viejo del cementerio. Guillermo Q. P. declaró ayer, visiblemente afectado por la medicación antidepresiva que toma desde entonces, que no tiene constancia de haber apretado el gatillo, "claro que ahí está la evidencia de los hechos", en referencia a la muerte de Lorenzo Alberola de un tiro en la cabeza.

El acusado, para quien el fiscal pide dos años y medio de cárcel y que tiene un expediente intachable, describió los hechos durante el juicio como "fruto de un forcejeo" cuando procedía a identificar y cachear a la víctima. Ésta se encontraba con un amigo en un camino a las afueras de Cullera, dentro de un coche aparcado fuera del arcén, cuando los agentes recibieron el aviso de un atraco en una gasolinera.

Cuando el coche patrulla se acercó al coche, según declaró ayer el amigo de la víctima, estaban "tomando drogas". Los agentes interpretaron su actuación como sospechosa y les hicieron bajar del vehículo. El conductor "se me abalanzó", dijo, y en el forcejeo se oyó el disparo.