Según explicaron en un comunicado fuentes del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV), el detenido fue condenado, tras denunciar su ex mujer amenazas, a una pena de cuatro meses de prisión por un delito de amenazas, con la prohibición de acercarse a menos de 200 metros de su ex mujer, así como a la privación de tenencia y uso de armas en ese mismo periodo.

El hombre, entonces, vio suspendida la pena de prisión ante la ausencia de antecedentes, aunque condicionada a no acercarse a la víctima, siempre que siguiera el plan formativo que establece la ley con carácter imperativo en este tipo de casos, y mientras no delinquiera en los próximos dos años.

Sin embargo, ayer por la tarde, rompió la orden de alejamiento y acudió hasta la terraza de la calle Poeta Miguel Hernández, en la que se encontraba su ex mujer, de 44 años, supuestamente le disparó y, como consecuencia, murió instantáneamente. El hombre fue retenido por algunos de los clientes que se encontraban en el establecimiento hasta que llegó la Policía Local y fue detenido.

Según comentaron algunos vecinos de Cullera, la gente "estaba asustada", "se echaba las manos a la cabeza", y otros comentaron que en alguna ocasión, la víctima les había asegurado que su ex marido le había amenazado con que "la iba a matar". De hecho, dijeron, "siempre iba detrás de ella, donde ella iba, él estaba detrás".

Por el momento, el propietario del bar en el que ocurrieron los hechos no abrió hoy el local en señal de duelo, en cuya puerta se podían observar flores depositadas por algunos vecinos del municipio y amigos de la víctima para mostrar su solidaridad y condena.

El hombre todavía no ha pasado a disposición judicial, y está previsto que no lo haga hasta mañana o el viernes, según informaron a Europa Press fuentes cercanas al caso.

Fuentes municipales afirmaron que el asesinato de la mujer ha causado entre la población un "gran revuelo" porque el municipio "es siempre muy tranquilo". No obstante, indicaron que éste es el segundo caso de violencia sobre la mujer que se registra en Cullera, ya que hace aproximadamente 10 años otra mujer murió a manos presuntamente de su pareja.

LOS HECHOS

Virma Gimeno Serra, de 44 años y madre de dos hijos, murió ayer en Cullera tras recibir un tiro en el pecho a manos del que fue su compañero sentimental durante 17 años y hasta hace tres meses, cuando la mujer puso fin a una relación salpicada por episodios de maltrato cada vez más frecuentes.

La mujer había denunciado a su ex compañero sentimental, Antonio U. A., de 54 años, el pasado 2 de enero por amenazas. En el juicio rápido celebrado al día siguiente en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 4 de Sueca, competente en asuntos de violencia sobre la mujer, el acusado aceptó una condena de cuatro meses y 16 meses de alejamiento, según fuentes del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana.

Esa sentencia le impedía acercarse a menos de 200 metros o ponerse en contacto con ella por cualquier medio, pero el presunto asesino imcumplía esa orden constantemente, según el testimonio de amigos y conocidos de la víctima.

De hecho, Virma estaba muerta de miedo y vivía en un permanente estado de temor. "Procuraba no salir nunca sola a la calle. Pensaba que si iba con un familiar o con un amigo, no se atrevería a hacerle nada", recordaba ayer un conocido suyo.

El asesinato -uno de los cuatro de violencia machista que se produjeron ayer en España- fue cometido alrededor de las cinco de la tarde cuando la víctima tomaba café con varias amigas suyas en la terraza del bar El Rincón del Lobo, en la calle Poeta Miguel Hernández de Cullera.

Rompó de nuevo la orden

El presunto homicida se saltó una vez más la orden de alejamiento y entró en el bar. Tras tomar varias consumiciones alcohólicas en la barra, salió, se acercó a la mesa donde Virma compartía café con sus amigas y le pidió dinero. Ella se negó. Él sacó la pistola del cinturón, le descerrajó un tiro en el pecho y siguió andando con absoluta tranquilidad calle abajo, con el arma colgando aún de la mano.

Las amigas se abalanzaron sobre Virma. El camarero y otros clientes fueron en su ayuda. Varias personas empezaron a llamar al 112 y a la Policía Local. Alguien hizo venir a los médicos del ambulatorio. Pese a todo, nadie pudo hacer ya nada por Virma, que había muerto casi al instante.

Para entonces, varias patrulals de la Policía Local de Cullera se habían movilizado. Varias manzanas más allá del lugar del crimen, una de esas dotaciones se cruzó con el sospechoso. El agente al mando le conminó a entregarse, pero Antonio aún trató de sacar de nuevo la pistola, pero el policía fue más rápido y le encañonó, mientras el otro agente desarmaba al presunto homicida.

Tras su detención, fue llevado al cuartel de la Guardia Civil de Cullera, donde permanecerá hasta que sea puesto a disposición del juez de Sueca.