El crimen de Virma Gimeno ha sido, una vez más, la crónica de una muerte anunciada. Antonio U. A., originario de Palma de Mallorca pero que llevaba media vida en Cullera y se dedicaba a la pesca, espetaba a todo aquél que quisiera oirle que iba a matar a su ex mujer. Como en todos los demás casos, no aceptaba la separación.

La dueña del bar Rosa, otro de los locales que frecuentaba, junto con El Rincón del Lobo, recordaba ayer que Antonio le había dicho varias veces "que iba a matarla", la última de ellas, hace apenas unos días. Esta mujer recuerda que solía lanzar las amenazas "después de tomarse dos o tres cazallas".

Vecinos del barrio donde habían vivido juntos afirman que incluso "le pegaba cuando iban por la calle".

Virma, muy conocida en Cullera porque su familia fue propietaria de una tienda de ropa en el centro del municipio durante años, puso fin a la violenta relación hace unos tres meses. Incluso había comenzado a rehacer su vida y eso, una vez más, fue más de lo que el maltratador decidió soportar.

Ayer tarde, Antonio, de 54 años, sacó el arma en un bar y alardeó de ella ante el camarero. Una vez más, volvió con el discurso de que iba a matar a Virma. Llevaba rato bebiendo.

De ahí se fue a El Rincón del Lobo. Bebió de nuevo y, al salir, asesinó a su ex mujer pese a la presencia de sus amigas y de los numerosos clientes del bar. Había cumplido la amenaza.

Cuando el camarero al que mosró la pistola supo lo ocurrido, se derrumbó. Ahora, la Guardia Civil intenta averiguar de dónde obtuvo el arma.