Además de las penas de prisión, la fiscal, quien ha pedido menos penas por considerar que algunos de los delitos de violación habían prescrito, reclama 36.000 euros por los daños ocasionados a la hija menor, a quien presuntamente violó en "al menos" diez ocasiones, más las indemnizaciones que determine la sentencia.

Por su parte, la acusación particular ha solicitado 90.000, 120.000 y 360.000 euros en concepto de indemnización para la mayor, la mediana y la pequeña, respectivamente, ya que las tres sufren un trastorno de estrés postraumático "crónico" con "graves secuelas que, seguramente, no remitirán", según han constatado los peritos psiquiatras.

Durante su declaración, A.C.R. natural de Cilleros (Cáceres), donde nacieron también sus hijas en 1974, 1978 y 1983, ha insistido en que "sólo las tocaba", "también en sus partes íntimas" ha reconocido, tras lo que ha asegurado que "nunca se resistieron" ya que "se hacían las dormidas".

A.C.R., trabajador autónomo de la construcción, ha negado asimismo que las hubiera amenazado con matarlas si contaban lo que les hacía. "No tengo ni idea por qué lo hice, ni por qué no pedí ayuda", ha agregado para concluir, visiblemente afectado: "creo que nunca las violé" .

Seguidamente, han declarado como testigos protegidas las hijas del acusado, quienes en la actualidad cuentan con 34, 30 y 25 años, y quienes desde muy pequeñas, la mayor desde los dos años, han sufrido "tocamientos y violaciones muy difíciles de superar", según han incidido los peritos.

Las tres, además de relatar los "múltiples tocamientos y violaciones", han coincidido en apuntar el miedo "tan horrible" que tenían a la situación de estrés que vivía la familia, ya que cuando llegaba la noche "nadie dormía en la casa".

"Teníamos dos padres: uno de día amable, responsable y trabajador, y otro, de noche", además de una madre que "lo sabía todo pero que no quería verlo", ha recalcado una de ellas, quien ha recordado cómo en una ocasión su madre "histérica" amenazó con un cuchillo a su padre "si volvía a tocarnos".

Al respecto, la mujer del acusado ha contado que su marido le prometió que "no volvería a hacerlo", y ha añadido que declaró ante la Policía que conocía lo que ocurría en su casa porque le "pilló en frío", tras lo que ha dicho que en algunas cosas sus hijas han mentido.

Sin embargo, los peritos psiquiatras que reconocieron a toda la familia, incluido otro hijo de la pareja, tras asegurar que las víctimas tenían un miedo "extremo al padre" pero "también a la reacción de la madre" si lo contaban, han constatado que la mujer les había reconocido que no quería tirar por la borda 30 años de matrimonio y que además le seguía queriendo.

En ese sentido, la pareja, quien tras la denuncia de sus hijas en septiembre de 2003, se separaron, ha reconocido hoy que de vez en cuando quedaban "para tomar un café".

Por su parte, los médicos forenses han aseverado que el procesado pese a ser consciente de sus actos "y sufrir mucho" tras los mismos porque sabía que "aquello no era normal", como él mismo dijo en su primera declaración, "era incapaz de controlar sus impulsos sexuales" debido a la "desviación pedófila" que sufría y que él mismo reconoció a la perito.