Teresa Juan-Mompó, Cullera

Todos los testimonios coinciden: la intención de Antonio U. A. era matar a su ex compañera, Virma Gimeno Serra. "Decía tantas veces que la iba a matar, que ya no le tomábamos en serio", se lamentaba ayer la dueña de la cafetería Rosa de Cullera, cercana al bar El Rincón del Lobo, donde el martes, a las cinco de la tarde, la cullerense Virma Gimeno murió tras recibir un disparo a bocajarro de su ex pareja, Antonio A. U., con quien había roto su relación tres meses atrás.

El presunto asesino utilizó un revólver del calibre 38, de cañón corto, y con la numeración borrada, lo que certifica que es un arma del mercado negro y que, casi con toda probabilidad, fue comprada para cometer el crimen.

También las amigas de Virma sabían de estas amenazas: "Ella estaba amenazada de muerte, pero intentaba hacer vida normal", comentó ayer Ana, una de sus amigas más cercanas. Ana era una de los cinco ocupantes de la mesa a la que, el martes a primera hora de la tarde, se acercó Antonio U. A. para disparar a su ex novia. Estaba sentada justo al lado de la víctima y ni siquiera llegó a ver cómo el presunto homicida sacaba el revólver. "Fue todo muy rápido. No medió palabra. De repente ella estaba en el suelo", detalló. Tras el disparo, pensó que se trataba de un arma de fogueo y se precipitó sobre Virma, que cayó desplomada, para comprobar la importancia de la lesión: "Estaba todo lleno de sangre. Le aparté el jersey para ver la herida y entonces me di cuenta de que no había nada que hacer. Murió enseguida".

Ana se desmayó. También Pilar, la dueña del bar El Rincón del Lobo -quien ocupaba otra de las cinco sillas- se desvaneció, tras sufrir un ataque epiléptico y una crisis de ansiedad: "Hoy [por ayer] aún está sedada y el bar está cerrado", informó Ana. Pilar precisó de asistencia médica. Al desplomarse se lastimó la cabeza y se hizo algunas erosiones en el rostro.

"Le recordó la orden"

Otra de las amigas que compartía un café con Virma el martes por la tarde es Trini, vendedora de cupones que tiene un quiosco en una esquina de la calle Poeta Miguel Hernández de Cullera, donde se encuentra el bar El Rincón del Lobo. Según explicó esta mujer, Antonio U. A. pasaba por delante del bar y, al ver a Virma sentada en la terraza, se acercó a la mesa en la que ellas estaban. "Le pidió que saliera un momento y ella le dijo que se fuera, que la orden de alejamiento no le permitía estar allí", declaró. Él se marchó: "Dijo "adiós", pero no contestamos ninguno", puntualizó. Trini se levantó de la mesa para dirigirse a la barra. En su ausencia, Antonio U. A. volvió y disparó a Virma. "Yo pensaba que era algún petardo", recordaba ayer la vendedora. "Cuando salí y vi la tragedia, se me cayó el mundo encima", añadió.

Una "familia conocida y querida"

Las dos amigas repulsan el hecho y dicen haber sentido la agresión a Virma "en carne propia". El homicidio, uno de los cuatro casos de violencia machista registrados el martes en España, ha conmovido a los vecinos de Cullera. Un ramo de flores sujeto a una de las verjas del bar donde el martes Virma Gimeno perdió la vida, recuerda a esta mujer, de 44 años y madre de dos hijos mayores de edad, fruto de su anterior matrimonio.

Virma Gimeno Serra pertenecía a una familia "conocida y querida en el municipio", indicó a Levante-EMV una de las conocidas de Virma el pasado martes, tras el trágico suceso. La madre de Virma declinó ayer hacer declaraciones sobre el asesinato. La familia descansa en su domicilio, en una pequeña urbanización de la zona de El Racó que apenas alberga cinco viviendas y en la que también habían vivido Virma y Antonio durante el tiempo en que estuvieron juntos. La relación, que duró diecisiete años, se rompió hace tres meses.

Denuncia por amenazas

El pasado 2 de enero, Virma denunció a Antonio U. A., de 54 años, por amenazas. Según el testimonio de algunos conocidos de la pareja, él le pegaba y la sometía a malos tratos durante los años que duró su relación. Finalmente, Virma denunció a su ex pareja y consiguió una condena, que quedó en suspensión porque no tenía antecedentes y una orden de alejamiento, orden que, sin embargo, Antonio incumplía con bastante frecuencia, según los vecinos y las amigas de la víctima.