Cuando el Instituto Valenciano de Infertilidad arrancó motores en el mar de 1990, en el barco „todavía pequeño y casi de remos„ solo había cinco tripulantes. Cinco años más tarde, en 1995, la embarcación ya tenía matrícula y era un buque que no pasaba desapercibido en las aguas internacionales. Fue ese año cuando Levante-EMV y su entonces director Pedro Muelas decidió entregar a los dos artífices de aquella aventura pionera y arriesgada de reproducción asistida el premio Importante del mes de agosto.
En la nave viajaban ya cincuenta tripulantes especializados y el periódico junto con aquel equipo de profesionales celebró una conquista sin precedentes que sería reconocida en el XV Congreso Mundial de Esterilidad que ese año se celebró en Montpellier. El equipo de navegantes que dirigían los ginecólogos y luego catedráticos Antonio Pellicer y José Remohi había conseguido acabar con el problema de la esterilidad masculina al lograr el primer embarazo del mundo con semen congelado de un hombre infértil.
Con 25 años ya de navegación, el IVI se ha convertido en una flota con 36 buques o clínicas repartidas por todos los puertos del mundo y una tripulación de mil personas con un reconocido prestigio que se refrenda año tras año en simposiums internacionales y en los datos que acreditan que nueve de cada diez pacientes que se someten a una técnica de reproducción, cumplen su sueño. De la fecundación in vitro y la inseminación artificial de las primeras aguas al Diagnóstico Genético Preimplantacional con hitos antológicos como el que se logró en 2006 al conseguir por primera vez en el mundo que una pareja portadora de linfohistiocitosis „patología rara y grave„ tuviera un bebé sano y libre de la enfermedad, el primero de cientos de niños saludables.
