La proliferación de chatarreros ilegales en la Ribera a lo largo de los últimos tiempos como consecuencia de la crisis económica sigue en aumento. Profesionales del reciclaje integrados en la Asociación de Gestores de Residuos No Peligrosos y Peligrosos de la Comunitat Valenciana (Agenope) alertan de que desde 2013 el número de plantas sin permiso que se dedican a la recogida y almacenaje de residuos como electrodomésticos, papeles, plásticos, cartones o aceites vegetales ha crecido un 50 % en la zona. Hace dos años, en pleno auge de la recesión, ya se avisó de este fenómeno que ha ido a más.
Este mercado negro constituye una competencia desleal para los empresarios que trabajan con todo en regla además de un riesgo ambiental. Desde Agenope no han parado de poner denuncias, pero de poco ha servido esta presión. Su empeño no ha podido frenar la constante aparición de nuevos chatarreros que trabajan sin tener los permisos legales pertinentes „como la licencia ambiental„, sin estar dados de alta en la Seguridad Social y sin cumplir con una serie de medidas de seguridad exigidas por la ley.
Por ende, tampoco depositan los avales necesarios para hacer frente a posibles responsabilidades ni pagan los correspondientes impuestos a la Administración.
El perfil de quienes se dedican a ello es diverso, pero sobre todo hay muchos damnificados de la crisis «que tienen que buscarse la vida como sea para comer», señalan los profesionales reglados.
Redes organizadas
Es tal la sofisticación de la forma de operar que empresarios de Agenope hablan ya de mafias organizadas que actúan en puntos clave del reciclaje como los ecoparques. No es difícil ver a diversas horas del día grupos de personas que esperan a las puertas de estos centros, especialmente en las grandes poblaciones, para pedir a quienes se acercan hasta allí que les den directamente a ellos los desechos para traficar con ellos. En algunas zonas de la Comunitat Valenciana, como por ejemplo en la Safor, se han llegado a registrar palizas a los responsables de los ecoparques cuando éstos han tratado de evitar la acción de los ilegales.
En otros casos, los hay quienes incluso pagan cantidades pequeñas de dinero si se les entrega chatarra o electrodomésticos. Ante esta oferta, muchas personas aceptan para sacarse algún dinero puesto que su depósito en los puntos limpios o a las plantas autorizadas como estipula la ley no les deja ninguna ganancia pecuniaria. Desde Agenope también relacionan el mercadeo ilegal con el aumento de los robos en casitas y campos, cuyos autores intentan sacar dinero con la venta de lo que sustraen de estas fechorías.
Los polígonos industriales son otros de los puntos calientes. «Nosotros tenemos día sí y día también a todas horas furgonetas que dan vueltas por aquí para ver qué encuentran. Cualquier cosa les sirve», explican unos empresarios de la Ribera consultados.
