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Con Jorge Bellver en Massarrojos

"Eso de que el PP ha devorado la huerta es una leyenda urbana"

El diputado y portavoz del Partido Popular en las Corts se confiesa un privilegiado por vivir en la pedanía de Poblats del Nord, rodeado de campos

"Eso de que el PP ha devorado la huerta es una leyenda urbana"

Jorge Bellver (Alfara del Patriarca, 1965) sortea acequias y se adentra en campos de naranjos con inusitada agilidad. Y eso que va trajeado. Salva los márgenes llenos de vegetación con unos impecables mocasines mientras trata de esquivar, huérfano de paraguas, un incómodo chaparrón primaveral. Nadie diría que hace apenas dos horas ha estado en el registro de la candidatura autonómica del Partido Popular, donde figura en el número cinco por la circunscripción de Valencia. Un puesto privilegiado, que da la magnitud de su peso en la lista de Alberto Fabra para los comicios del 24 de mayo. La cita con Bellver es en Massarrojos, donde reside con su mujer y sus dos hijas desde hace tres lustros. «Viure en l´Horta és un luxe i un privilegi», espeta mientras loa las virtudes de esta pedanía, perfumada por un intenso aroma a azahar. «Entiendo que a la gente de asfalto le falte algo aquí, pero toda esta zona agrícola es la más bonita de Valencia, la mejor conservada y la que goza de una especial protección», argumenta. No es de extrañar, pues, que se revuelva cuando se le inquiere sobre las críticas de colectivos y vecinos al criticado Plan General de Ordenación Urbana del equipo de gobierno de Rita Barberá. «Eso de que el PP ha devorado la huerta es una leyenda urbana, porque somos los que más la hemos intentado preservar», incide con el énfasis que le caracteriza.

«L´Horta no es posible sin acción humana. Sin el agricultor es una ficción, por eso hay que potenciarla pero también la figura del labrador. Hay que conseguir que la agricultura sea una actividad rentable y hoy en día lamentablemente no es posible vivir de la tierra», razona. Envidia Bellver la capacidad de otros países europeos para vender sus singularidades. «Tenemos alquerías espectaculares que no deberíamos dejar que se deterioren y pierdan», lamenta. Su reconversión en casas rurales, o en establecimientos donde poder vender productos de la zona son algunas de las ideas que le vienen a la cabeza siempre que regresa del extranjero. «La Huerta hay que enseñarla, y que no se me enfaden los agricultores», señala, para acto seguido explicar que una de las posibilidades sería crear un sistema de conexión con determinados caminos rurales que unieran la huerta y las pedanías. «Poder pasear a pie o en bicicleta, siendo respetuosos con el entorno. Eso lo echo en falta», confiesa.

A una envidiable situación geográfica, Massarrojos suma una excelente comunicación con Valencia. Tanto por carretera, como por metro. Esa cercanía, sorprendentemente, no le ha restado un ápice de su esencia de pueblo. El trasiego de coches queda casi limitado a la carretera, que divide en dos Massarrojos y conecta Rocafort con Moncada. «Con seis calles y dos plazas, en cinco minutos puedes salir a pasear a los campos y es una verdadera maravilla», señala. Entre las dotaciones, cuenta con un consultorio médico auxiliar, una Instalación Deportiva Elemental y una pista polideportiva, así como un Centro de Actividades para personas mayores, que ofrece actividades socio-culturales, de mantenimiento físico y diversos talleres y cursos. «También con una escoleta y una universidad popular», añade presto.

Entre las reclamaciones vecinales, precisamente estaba el hecho de que el centro escolar llevara un año y medio acabado, pero sin utilizarse. Hace unas semanas se abrió el plazo de inscripciones y todo apunta a que en septiembre arrancara el curso en sus instalaciones. También siguen demandando que el Ayuntamiento de Valencia les acondicione el camino que da acceso a las urbanizaciones, sin aceras, y que entienden «es un peligro para los más pequeños», pues es la vía por la que acceden la mayoría de vecinos de estas casas.

La pedanía más habitada

Bellver echa la vista atrás para recordar que durante el siglo XVIII la principal actividad económica orbitaba alrededor de la extracción de piedra para la construcción, así como el cultivo de la morera, para abastecer la industria de la seda de Valencia. A unos metros de la iglesia parroquial de la Asunción, rescata como característica principal el hecho de que su campanario „ construido entre 1887 y 1895„ sea «de piedra», a diferencia de la mayoría de los erigidos en la comarca. Los propios habitantes del entonces aún municipio aprovecharon que se dedicaban a la extracción de piedra para tallar las piezas.

En la visita a esta pedanía, la más habitada de las siete que conforman los Poblats del Nord, señala las tareas de rehabilitación que se están llevando a cabo en El Musical „antiguo cine parroquial„, por parte del Ayuntamiento de Valencia y la diputación. «Las administraciones tenemos que esforzarnos para que las pedanías tengan las dotaciones que la gente persigue para vivir bien porque si no se van a la ciudad, que sí ofrece todo tipo de servicios», señala. En un guiño hacia las señas de identidad aprobadas por el Partido Popular, y antes de que concluya el paseo por Massarrojos, remarca la fiesta del «bous al carrer», que se celebran en junio.

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