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Cullera antes de Jaume I

La ruta de la guardia musulmana

Un recorrido por las torres de la fortaleza cullerense permite al visitante conocer cómo hacían la vigilancia los soldados entre los siglos XII y XIII

La ruta de la guardia musulmana

Para esos días en los que apetece estirar las piernas, pero sin cansarse demasiado y aprovechar la escapada para ver algo de patrimonio histórico Cullera cuenta con la Ruta de las Torres de la Albacara.

Se trata de un camino que recorre de oeste a este la ladera del monte y permite visitar las torres de defensa que se construyeron entre los siglos XI y XIII. De hecho, la mayor parte del camino sigue el recorrido de la muralla que servía como zona de vigilancia a la guardia musulmana. Es una ruta circular que empieza en el Mercado Municipal, sigue por las torres de la segunda albacara, sube hasta el castillo y termina otra vez en el Mercado. Tiene una duración de unos 40 minutos, el recorrido suma un kilómetro de distancia y su dificultad es entre baja y media.

El Mercado Municipal, una construcción de principios del siglo XX, sirve de puerta de entrada, para posteriormente ascender por el Camino del Calvario, un camino en zigzag que sube hasta el castillo. Pero en esta ruta hay que desviarse en la primera «revuelta», donde está la Torre de la Reina Mora. Desde aquí se puede contemplar el Barri del Pou, un entramado de calles de origen musulmán que son un recurso turístico aún poco conocido para muchos visitantes.

En la Torre de la Reina Mora nos desviaremos hacia la derecha, en dirección sureste, para empezar a seguir la Ruta de las Torres de la Albacara. En este punto del trayecto se pueden ver los restos de las murallas que unían las torres y, siguiendo la senda que rodea la montaña, llegamos a la Torre Miranda. Aquí la panorámica alcanza todo el casco antiguo de la ciudad y a lo lejos se puede ver la sierra de Corbera.

Dando un leve giro a la izquierda y siempre siguiendo la ruta, nos encontramos a escasos metros con la Torre del Racó de Sant Antoni. A partir de aquí el recorrido se complica un poco porque hay que subir montaña arriba, pero unas cuerdas ayudan a salvar el desnivel que hay hasta llegar a la Torre Esmotxada, la más antigua, ya que se construyó en el siglo XI.

El camino sigue ascendiendo hasta la Torre Octogonal. En este tramo también hay cuerdas de apoyo. La peculiaridad de la Torre Octogonal es que es uno de los pocos ejemplos de torre de planta en octógono de la Península Ibérica y es de estilo almohade. El último ascenso será para llegar al parking del castillo y por unas escaleras (o, incluso, si se prefiere el ascensor) llegar hasta el mirador de la fortaleza, desde donde se puede contemplar la playa, el turístico barrio de San Antonio y el casco antiguo de la ciudad.

Fortaleza del siglo X

Además, se puede ver la desembocadura del Júcar, la costa sur de la provincia de Valencia y parte de la comarca de la Ribera. El castillo, construido en el siglo X, es la joya del recorrido al ser el monumento más importante de Cullera. El visitante puede recorrer las diferentes estancias y la Capilla Gótica, donde se encuentra el museo de arqueología. Junto al castillo está el Santuario construido en el siglo XIX. A partir de aquí la ruta supone un descanso para las piernas porque toma un recorrido descendente por el Camino del Calvario, donde se pueden ver las estaciones del Vía Crucis del siglo XVIII y, siguiendo las revueltas en zigzag se llega de nuevo al Mercado.

Sin duda, Cullera es una de las perlas del Mediterráneo valenciano que todavía no ha adquirido el reconocimiento y la fama de otros destinos, pese a que su rica historia y los diferentes monumentos que la jalonan su patrimonio envidiable fruto de su pasado árabe bien le merecen el calificativo de capital turística de la Ribera.

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