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Historia

Tras los pasos del Cid en carro

Siete vecinos de Albal, Catarroja y Torrent van en carro de Zaragoza a Jérica para recordar «cómo era viajar por los caminos hace 60 años»

Tras los pasos del Cid en carro

Si Cayetano, Juan, Carmelo, Gerardo, Francisco y los hermanos José y Salvador Royo fuesen personas contemporáneas y sin aficiones heterodoxas, habrían cogido dos coches y tardado poco más de dos horas y media en recorrer los 236 kilómetros que separan la zaragozana localidad de Cuarte de Huerva y la castellonense de Jérica. Pero como son gente distante de lo común, de tal forma que el tiempo „o, lo que es peor, su pérdida„ no parece importarles, han decidido invertir una semana en recorrer estos dos puntos, haciéndolo además coincidir en gran parte del recorrido con el Camino del Cid que conmemora las hazañas del Campeador entre Burgos y Alicante.

Como Rodrigo Díaz de Vivar y sus huestes, este grupo de amigos de Albal, Catarroja y Torrent también se hace valer de las caballerías para hollar los caminos, pero en vez de Babieca, sus caballos reciben nombres como Careto, Romero y Ausaes, y en vez de montar sobre ellos, los usan para tirar de los dos carros que protagonizan este viaje. «Somos gente que de una u otra forma estamos, o hemos estado, relacionados con el mundo del campo y de la ganadería, que de niños subíamos en carro con nuestros padres y abuelos para ayudarles en el campo y que, además, valoramos el medio ambiente „explica Gerardo„. De vez en cuando nos gusta recordar cómo era moverse por los caminos hace 50 o 60 años, cuando ni siquiera había 600, y ver pasar las cosas con más lentitud, disfrutando del viaje, olvidándonos del reloj».

Con esta premisa, hace tres años estos siete amigos se embarcaron en la aventura de recorrer en sus carros (más bien, galeras de hasta seis metros modificadas para que sus pasajeros puedan pernoctar en su interior) parte del Camino de Santiago. Y el pasado año viajaron de Ademuz a Valencia. «Este año decidimos hacer parte del Camino del Cid y teníamos pensado salir de la Plaza del Pilar en Zaragoza. Envíamos una carta al ayuntamiento pidiendo permiso para que no hubiera ningún problema, pero no nos contestaron, así que decidimos salir de Cuarte, que está cerca».

Esto ocurrió el pasado sábado 23 de mayo. Desde entonces, todos los días se han levantado a las siete de la mañana, desayunado, preparado sus vehículos e iniciado el camino que les ha llevado por carreteras secundarias, cultivos, eriales y pequeños pueblos «donde la gente, sobre todo los más mayores y los más pequeños, se alegraba de vernos pasar y nos hacía fotos», explica Gerardo. «Por el camino vamos hablando de nuestras cosas, nos vamos turnando, bajamos y caminamos un rato, paramos a almorzar, continuamos, comemos a las dos y cuando se hace de noche paramos y dormimos». Así hasta que ayer sábado llegaron a su meta, Jérica, con la sensación de que no sólo habían viajado en el espacio, sino que también lo había hecho en el tiempo. «Si no hubiera sido por el móvil, no hubiéramos sabido en qué siglo estamos».

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