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Radiografía

Las ruinas de la Ruta del Bakalao

La mitad de los locales que formaron parte del fenómeno de los ochenta están abandonados y desvalijados - El resto mantiene una actividad mínima, que nada tiene que ver con la esencia que les hizo famosos

¿Qué queda de la Ruta del Bakalao más de 30 años después? Del fenómeno sociomusical, nada o casi nada. Y de la infraestructura que la proyectó, bien poco. Aquella eclosión de clubes y discotecas vertebrados a ambos lados de la carretera de El Saler (CV-500) „aunque luego se expandió hasta el Camp del Túria y el área metropolitana de Valencia„ es hoy un itinerario salpicado de locales en ruinas o cerrados desde hace años. Todavía laten a un ritmo inversamente proporcional al que marcaban en los años 80 Barraca y Spook Factory, aunque tan solo con aperturas esporádicas. Chocolate está en venta; Puzzle espera aún su hora para convertirse en un supermercado; Heaven es ahora She y se alquila al mejor postor; y otras como The Face, Espiral, NOD o ACTV están desvalijadas, desaparecidas o reconvertidas en nuevos locales de ocio que han perdido la esencia que las hizo famosas.

La Ruta del Bakalao o Ruta Destroy nació entre finales de los años 70 y principios de los años 80 del pasado siglo y se articulaba principalmente en torno a la carretera de El Saler. Se alimentó en sus inicios de sonidos convencionales mezclados con nuevas vanguardias con la premisa fundamental de bailar. Pero degeneró en el concepto de música mákina, es decir, techno y electrónica ramplona en el que la velocidad y los decibelios formaron tándem con las drogas de diseño y el alcohol. En 1993, la ruta saltó a los medios de comunicación por sus excesos „con escapadas que duraban hasta 72 horas„, la presión policial se intensificó con asiduos controles y aquello marcó el principio del fin. Hoy en día una generación de cañeros o ruteros pagan con su delicada salud las juergas del pasado. Otros, sin embargo, añoran una época en la que Valencia se situó como referencia del ocio nocturno y de las sesiones matinales o after.

Levante-EMV se propone recorrer la CV-500 en busca de los vestigios de una movida musical de la que llegaron a vivir cerca de 5.000 personas. Curiosamente, la primera de las discotecas con la que topamos, Spook Factory, todavía sigue al pie del cañón, aunque con una programación esporádica, dedicada a fiestas puntuales o sala de conciertos. Planea reabrir en breve cada fin de semana.

Junto a Spook estaba ubicada The Face, que en sus inicios fue Dreams Village, una discoteca pegada al mar de Pinedo que en su época, y según relata su primer propietario, Bernardino Solís, «costó 65 millones de las antiguas pesetas de construir». Solís la vendió porque no conseguía la licencia de apertura y tras el cambio de manos en un mes estaba funcionando. Fue una de las discotecas que llegó en los estertores de la Ruta del Bakalao y que trató de diferenciarse del movimiento incorporando el glamour a sus sesiones e intentando atraer a «gente guapa» de la ciudad. Duró diez años, de 1994 a 2004. Su proximidad a la playa ha acelerado su proceso de descomposición. El óxido se ha instalado en sus estructuras metálicas y el blanco ibicenco es hoy gris decadente. Por dentro está completamente destruida, víctima del pillaje. Se pueden ver mantas y restos de fogatas, lo que delata que ha sido ocupada en más de una ocasión. Las preciosas palmeras que decoraban el exterior están muertas y sus diferentes entradas tapiadas, la principal con tablones de madera. En los baños exteriores, una pintada recuerda como si fuera un epitafio el esplendor de la época: «Ruta Destroy, 1980-1995».

Continuamos nuestro viaje hacia el sur. A 15.8 km de Spook se encontraba en el Perellonet „todavía en el término municipal de Valencia-, lo que fue Heaven, que forjó su leyenda como el after por antonomasia de los ruteros. Estuvo funcionando pocos años debido a su proximidad con los apartamentos turísticos. Abrió sus puertas como Heaven en 1991 y las cerró en 1996. Curiosamente, el próximo 13 de junio celebra el 24 aniversario de su puesta en marcha en una fiesta organizada en Spook Factory. La discoteca sigue funcionando, sobre todo en verano, bajo el nombre de She, y actualmente se están realizando trabajos de remodelación en su interior para alquilar la instalación «para todo tipo de eventos». Su apariencia exterior ha cambiado poco, aunque del característico color azul ha pasado al blanco ibicenco.

En el Perelló, ya en el término de Sueca, mantiene su estructura en pie, aunque muy degradada, otra de las discotecas míticas de la Ruta del Bakalao. Puzzle se inauguró en 1986 y marcó diferencias con el resto de las discotecas porque trató de atraer al público más glam y chic de la noche valenciana, además de ser uno de los templos favoritos del colectivo LGTB. De su cuidada decoración y equipamiento apenas queda nada. Ha sido víctima del expolio total de sus instalaciones, aunque todavía se observa desde el exterior algún televisor de tubo? Sus puertas se han sellado para evitar nuevos robos. En 2011 echó el cierre y en sus terrenos se plantea la instalación de un supermercado de una cadena valenciana, proyecto que está paralizado a la espera de que el nuevo Plan Regulador de Usos y Gestión (PRUG) de l'Albufera determine qué puede hacerse allí.

Y llegamos al epicentro de la Ruta del Bakalao, donde comenzó todo, en Les Palmeres, otra de las pequeñas pedanías de Sueca. Barraca fue el principio y se resiste a ser el final. Aunque el inicio de su actividad data de 1965, el mito se gestó a partir de 1982, cuando dio un cambio de timón a su programación y se convirtió en el centro de la vanguardia musical valenciana: allí comenzaron a sonar grupos como Depeche Mode, The Cure o Front 242, según cuentan los asiduos de la época. Tras más de 40 años de historia, fue considerada como una de las grandes discotecas de España y pionera del movimiento clubbing. Barraca continúa abriendo esporádicamente sus puertas, programando eventos puntuales y algún que otro concierto, aunque su aspecto exterior no es el mejor pese a que en 2007 sufrió una gran remodelación. Hoy la tradicional barraca que da nombre al recinto está algo deteriorada, mientras por fuera prácticamente no se atisba ninguna señal de vida ni de renacimiento. Los vasos de plástico se amontonan en las canalizaciones que sirven para evacuar el agua de la CV-500.

Finalizamos nuestra particular Ruta del Bakalao „que hemos limitado a la carretera de Valencia a Sueca„ en Chocolate, la otra gran referencia de la movida valenciana junto a Barraca. Está muy cerca de la pionera, pero no ha resistido el inexorable paso del tiempo. Este antiguo almacén de arroz fue inaugurado como discoteca en 1982. Bandera de los sonidos más oscuros e industriales, cerró sus puertas el año pasado, aunque funcionaba con el nombre de Qoqoa. La legendaria discoteca ha sido noticia estos días porque está en venta. Sus 8.000 metros cuadrados, de los 1.482 son edificables, están en el mercado por 352.000 euros. El anuncio de la inmobiliaria especifica que el terreno es apto para un albergue, hotel, bar, restaurante o alojamiento rural, aunque como informó este periódico, el Ayuntamiento de Sueca aclara que necesitaría un plan especial que modificara los usos. Sin embargo, el Plan Regulador de Usos y Gestión de l'Albufera complica su futuro. Y desde luego su aspecto no ayuda, es completamente desolador. En apenas un año de inactividad ha sido totalmente expoliada. Poco queda aprovechable en su interior, y su alargada pista de baile asiste a la triste decadencia de sus instalaciones.

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