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Un paseo con sabor a naranja

Huertos con aroma a azahar

Los beneficios económicos que generó la naranja permitieron levantar en Carcaixent construcciones emblemáticas que siembran los campos de la localidad

Huertos con aroma a azahar

En 1781 tres amigos plantaron en Carcaixent los primeros huertos de naranja dulce. Hasta ese momento este cultivo no había llegado a la zona aunque poco tardó en arraigar la idea de que en aquellas tierras tendría éxito. El cura Monzó, el farmaceutico Bodí y el escribano Maseres inyectaron en esta localidad de la Ribera la fiebre del cítrico.

Diez años más tarde empezaron a dar sus primeros frutos aquellos narajos, el dinero empezó a florecer del azahar y las grandes fortunas comenzaron a amasarse y con ellas sus extensos huertos sembrados de casa señoriales. Adrià Bessó, catedrático de la Universitat de Valencia, cifra en 600 los huertos existentes en Carcaixent. Verdaderos palacios a menudo acompañados por otras edificaciones contiguas como son las ermitas, las casa de los jornaleros o los pozos para riego.

La arquitectura de estas construcciones variaba conforme las vivencias de sus propietarios, explica el técnico municipal, Vicent Ibañez. El diseño de la Casa China, por ejemplo, está basado en las experiencias de un alto cargo destinado en Filipinas que trajo consigo el diseño arquitectónico y los detalles de aquellos lares. Otros huertos presentan ciertos rasgos germanos, ingleses o belgas según el estilo que marcaron cada uno de sus dueños.

Con el impulso económico de la naranja llegó el ferrocarril. El tren fue subvencionado, en parte, por estos magnates. La comercialización de los cítricos iba viento en popa y Carcaixent se había convertido en un punto importante para su comercio. No en vano a esta localidad se la conoce como a «la cuna de la naranja».

Desde el año 2008, el ayuntamiento del municipio está organizando una serie de visitas turísticas que explican el interesante patrimonio de este municipio de la Ribera «en ocasiones desconocido hasta para sus propios vecinos», apunta Paula Lozano, concejal de Turismo en Carcaixent.

A través de las visitas guiadas que arrancan en los almacenes de Motilla y Ripoll se muestra cómo seempaqueta actualmente la naranja y también como se ha hecho tradicionalmente en la localidad, es decir, envueltas en papel. También se puede echar un vistazo al antiguo almacén de Ribera que es propiedad del ayuntamiento y contemplar los huertos monumentales de Sant Vicent y Sant Eusebi.

Ahora mismo estas visitas suelen dirigirse generalmente a grupos escolares y a colectivos turísticos aunque no se descarta la posibilidad, por parte del ayuntamiento de Carcaixent, de convocar visitas má asiduamente.

De la conservación de estos huertos se ocupan los propietarios quienes han llegado a un acuerdo con el consistorio para que los vistantes disfruten también de sus instalaciones a cambio de poder vender a los visitantes sus productos, como antaño hicieron sus antepasados.

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