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El paseo del amor

Un sendero para enamorarse

Vista, olfato y oído se despiertan en este recorrido que permite disfrutar de una extraordinaria tranquilidad durante dos kilómetros

Un sendero para enamorarse

Dejarse guiar por los sentidos es el único requisito para completar esta ruta del amor. Así llaman las gentes de Algar del Palància a este romántico paseo que nace en las afueras del pueblo y llega hasta la presa construida en el municipio del Camp de Morvedre para contener las avenidas del río Palancia.

Treinta minutos de recorrido que aislan del mundo exterior, de los ruidos, de las gentes, donde el yo o el nosotros, si decidimos hacerlo en pareja, se fusionan con la naturaleza y en concreto, con dos ecosistemas bien diferenciados. Por un lado, la huerta, con sus frutales tradicionales (naranjos, higueras...) y por otro, la montaña, puesto que a 150 metros se alzan las primeras estribaciones de la Sierra Espadán. Un paisaje que enamora, por algo se llama el paseo del amor.

Al sentido de la vista se añade el oído. La paz y la tranquilidad de este recorrido solo se ven alteradas por el sonido del agua, que fluye por la acequia del molino, motivo de ser del sendero, y por los cantos de los pájaros, que nos acompañan a lo largo del paseo. El olor a tierra húmeda, a azahar, a romero y a tomillo de la montaña, transportan a un sentimiento de libertad en plena naturaleza que vale la pena experimentar.

Nuestro recorrido, de apenas dos kilómetros, se inicia en la calle de la Acequia, donde antiguamente se alzaba el Molí dels Frares.

Precisamente, la necesidad de agua llevó a construir una conducción paralela a la Acequia Mayor de Sagunt, infraestructura agraria que reparte el riego a buena parte de El Camp de Morvedre y de donde se nutrió la nueva conducción sobre 1820. Además de abastecer a los molinos, la acequia también dio de beber al pueblo debido a la inexistencia de red de agua potable por aquel entonces.

Precisamente, esta pequeña canalización fue el origen del sendero que nos ocupa, que discurre paralelo a la misma, entre la Acequia Mayor y el pueblo, siguiendo el curso del río. Fue a principios de los 90, cuando el alcalde de entonces, José Cataluña, ahora cronista oficial, tuvo la idea de recuperar el camino de la acequia y convertirlo en paseo. A esta iniciativa se dio continuidad en los mandatos posteriores, añadiéndole mejoras hasta que en la actualidad se ha convertido en uno de los principales atractivos turísticos de Algar.

El paseo finaliza en la presa, de las últimas construidas en la Comunitat Valenciana. Allí tenemos la opción de subir al embalse para disfrutar de unas inmejorables vistas del pueblo, ademas de conocer la inmensidad de este emblema de la arquitectura civil.

Rincones con encanto

Sin embargo, este recorrido tiene la opción de continuidad, ya que los vecinos nos invitan a subir al calvario para luego bajar y adentrarnos en el pueblo donde disfrutamos de su tradicional arquitectura de paredes de piedra de río, de rincones con encanto llenos de plantas en los balcones o de la estrechez de las calles, pintadas del color mediterráneo azul y blanco. Un pueblo que no deja indiferente y que es un inmejorable final para el paseo del amor, del que acabas enamorándote.

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