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Patrimonio histórico de l´Horta

Una reja histórica forjada de milagro

Hace 572 años los monjes del Real Monasterio del Puig ordenaron la forja de esta verja con el hierro donado como exvoto por unos marineros vascos

La reja antes de ser trasladada del altar al coro. arch. monast. del puig

¿Cuántas veces hemos entrado en la iglesia medieval del Puig de Santa María y hemos pasado junto a la soberbia reja que hay en el coro, o hemos cruzado por debajo de su férreo dintel? ¿Qué es esa reja?, ¿por qué está ahí?, en definitiva, ¿cuál es su historia? El origen de esta sublime reja, exponente excepcional de la historia del arte valenciano, nos lo cuenta fray Felipe de Guimerán, comendador del monasterio, en su obra «Breve historia de la orden de Nuestra Señora de la Merced» (1591). Allí describe un milagro realizado por la Virgen del Puig que lleva por título: «Son amparados por Nuestra Señora del Puche ciertos marineros vizcaynos, con una nao de una peligrosissima tormenta».

Comienza narrando como «por los años de 1443 navegavan por el mar de Vizcaya ciertos vizcaynos con una nao cargada de hierro, y clavazones (...). Y moviose grandissima tormenta de vientos, que duro tres días con sus noches: y quebrado el gobierno de la nave, dexola, o al amparo de Dios o a la malicia, y violencia de los vientos. Lo qual visto por un peregrino que en ella yva y dada noticia de los milagros de nuestra Señora del Puche, y de los señalados favores que haze cada dia a sus devotos y siervos, todos se enconmendaron a ella con voto de visitar su casa de adonde quiera que los dexasse tomar tierra. Cuyas lagrimas, y oraciones como ella oyesse, demás de aplacar los vientos, y guardarlos de aquellos peligros, quiso aun como señalando con el dedo, darles clarissimamente a entender de adonde les avia venido aquel bien. Y hizo que al amanecer de aquella noche se hallasse la nave en esta playa enfrente de la bendita casa. Vinieron a ella, y llenos de gozo dieron las gracias a la Virgen, y del mismo hierro que traya la nave mandaron hazer la rexa que oy dia esta en la capilla mayor desta iglesia».

Un exvoto sublime

Nos encontramos, posiblemente, ante uno de los exvotos más sublimes del territorio español. En el caso que nos ocupa, los marineros vizcaínos hacen el voto o promesa de visitar el monasterio en donde se veneraba la Virgen del Puig si, a cambio, ésta les protegía y salvaba de esa gran tormenta de vientos que duró tres días. Por ello, dan las gracias a la Virgen por el favor recibido, y le ofrecen el hierro que transportaban. Mandando hacer una reja para la capilla mayor que dejará para los devotos presentes y futuros que visiten el santuario podiense, el testimonio del poder sobrenatural de la Virgen. Y, por tanto, esta artística y fervorosa reja lleva 572 años recordando un hecho que el creyente medieval interpretó como milagroso.

El hierro se utilizó para forjar una primera reja que podemos situar al final de la Edad Media y que, gracias a la constante investigación, sabemos que la creó Juan Ponç, miembro de una amplia familia de rejeros valencianos, en 1492. Pero la reja medieval no debió convencer a los mercedarios y pasados 40 años se realizó una nueva reja renacentista «por los años de 1532», reutilizando la de 1492 . La forjó Esteban Giner, uno de los grandes maestros rejeros valencianos.

Este tesoro férreo llegó hasta el siglo XX, habiendo pasado y padecido guerras y esquizofrenias identitarias que costaron muy caras al patrimonio valenciano, en particular al del monasterio, verdadero centro histórico, cultural y espiritual de los valencianos. En la restauración durante la década de los 60, a pesar de que la reja estaba intacta y entera, se decidió quitarla de su lugar original„la capilla de la Virgen„, y trasladarla al coro. Para ello, no hubo más remedio que mutilarla, pues debido a su grandiosidad era imposible adaptarla al nuevo emplazamiento.

Patrimonio para el siglo XXI

En la celebración de las fiestas de la Virgen del Puig de Santa María conmemoramos algo más que las creencias religiosas para adentrarnos en las raíces culturales que dieron lugar a la valencianidad y al Puig actuales. Por este motivo, todo el patrimonio histórico relacionado con la Virgen constituye una parte fundamental del corazón del cuerpo histórico-vital, del que formamos parte, que evolucionó hasta nosotros y seguirá evolucionando desde y con nosotros. El patrimonio histórico constituye nuestra memoria e identidad, la posibilidad de construir un proyecto político coherente y solidario.

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