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Los otros «lugares grialísticos» de la ciudad

La simbología del cáliz está presente en calles y edificios como la iglesia de Santa Úrsula, el colegio del Patriarca y la plaza de San Luis Bertrán

El circuito del grial que uniría el Palacio del Real con la Seo pasando por el Temple y San Lorenzo es una versión reducida, asequible para hacerla a pie, de una ruta más amplia que incluiría todos los lugares grialísticos de la ciudad, entre los cuales, ocupa un lugar destacado el Colegio del Corpus Cristi. El arzobispo Juan de Ribera acometió en el siglo XVI una serie de reformas en la ciudad que dieron protagonismo al cáliz en las calles de Valencia. El edificio que mejor simboliza la presencia griálica en el callejero es el Colegio del Corpus Christi. El cáliz está presente en la fachada recayente a la plaza del Patriarca, en el escudo de Juan de Ribera. Un motivo que se repite en muros interiores, lienzos y hasta mobiliario en el interior del edificio.

También la iglesia de Santa Úrsula, junto a las torres de Quart, y la plaza de San Luis Bertrán son lugares relacionados con el grial como demuestran los paneles cerámicos de sus fachadas.

El Santo Cáliz llegó a la Península en el siglo III y en el año 713, fue ocultado en la región del Pirineo. Pasó por Yebra, Siresa, Santa María de Sasabe, por el monasterio de san Juan de la Peña (Huesca), donde se refiere a él un documento de 1071 que menciona «un precioso cáliz de piedra». La reliquia fue entregada en 1399 al Rey de Aragón, Martín el Humano que lo tuvo en el palacio real de La Aljafería de Zaragoza y luego, hasta su muerte, en el Real de Barcelona en 1410. Hacia 1424, el rey Alfonso V el Magnánimo llevó el relicario real al palacio de Valencia. El cáliz fue depositado en 1437 en la Catedral en aval del préstamo que la iglesia hizo al monarca para financiar la guerra de Nápoles. Como el préstamo no se devolvió la Iglesia se quedó con el grial.

El grial apenas sale ya de la catedral. El 3 de abril de 1744 al ser extraída del estuche durante los oficios del Viernes Santo la reliquia se desprendió de la sobrecopa y resbaló de las manos del oficiante, el canónigo Vicente Frígola, cayéndose al suelo y partiéndose en dos mitades. El orfebre Luis Vicent lo recompuso esa misma tarde pero un trozo se perdió y el vaso quedó desportillado para los restos.

Las peripecias del grial han sido muchas. Durante la guerra de la Independencia (1809-1813) fue llevado por Alicante e Ibiza hasta Palma de Mallorca, huyendo del saqueo de Napoleón. En el año 1916 fue finalmente depositado en la antigua Sala Capitular, habilitada como Capilla del Santo Cáliz. Durante la guerra civil, el cáliz permaneció oculto en una casa particular de la calle Avellanas y, posteriormente, en el pueblo de Carlet.

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