Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El asesino silencioso

Malos humos que matan

Más de la mitad de las personas que fuman va a tener una muerte prematura con la pérdida de diez años de vida

El tabaco es un mal enemigo, «porque cuando se mete en casa, cuesta sacarlo», una crudeza que a diario constata el doctor Pedro Plaza, neumólogo y responsable de la Unidad de Tabaquismo del hospital Doctor Peset de Valencia, quien no obstante asegura que aunque quitarse de encima a ese adversario no es fácil, «para nada —recalca—, es imposible».

El único estudio que relaciona directamente la mortalidad con el tabaco lo rubricó hace unas semanas Cataluña: casi diez mil muertos en una población de 1.600.000 fumadores. La C. Valenciana, como en el resto de las autonomías, no dispone de informes de esa precisión, pero sí se puede aseverar que más de la mitad de las personas que fuman van a tener una muerte prematura, que se va a traducir en la pérdida de unos diez años menos de vida.

Frente a esta realidad tan conocida como menospreciada por la mayoría de los adictos a la nicotina, hay otro escenario que muestra que, prácticamente, la mitad de los que intentan deshabituarse lo consiguen con tratamiento. Es lo que ocurre en las consultas de Tabaquismo de los hospitales donde son derivados los pacientes con patologías severas crónicas, como las cardiovasculares, respiratorias y pulmonares, y los enfermos con trastornos mentales con una potente dependencia al tabaco. «Son los que no pueden quitarse el cigarrillo de la boca aunque no puedan respirar», describe el doctor Plaza que asegura que en estos casos los tratamientos farmacológicos funcionan muy bien.

Sin embargo y aunque no lo parezca, la gran estrategia para dejar de fumar es intentarlo una y otra vez aunque se falle, «cada intento de abandono es un acercamiento al éxito final», resalta el especialista que comenta que algunos pacientes con mucho sentido del humor le confiesan que dejar de fumar es muy fácil, «porque lo dejo todas las noches».

El tabaco tiene dos caras muy marcadas y antagónicas: la del daño letal que ocasiona su consumo y la del beneficio casi inmediato que reporta cuando se abandona. En el primer cajón hay otro fenómeno sociológico que arrancó hace unos treinta años, cuando las mujeres se sumaron a esa moda cinematográfica de sensualidad y atracción que suponía encender un cigarro, sobre todo si el que ofrecía el fuego era Humphrey Bogart y la que daba la bocanada era Lauren Bacall, que ahora ha empezado a subir el montante de la factura en vidas a este grupo de la población, con un incremento de la mortalidad femenina de un 46 %, mientras que en los hombres los datos refieren un crecimiento de un 4,2%.

En las estadísticas de mortalidad comparada por sexos del Sistema de Información Oncológico de la Conselleria de Sanitat Universal hay un dato que hubiera puesto los pelos de punta incluso al gran actor protagonista de El Halcón Maltés: En 2001 la razón hombre/mujer en mortalidad por cáncer de pulmón en la C. Valenciana era de 40 a uno; en 2013 de cinco a uno.

En 1993, fumaba un 32 % de la población (44 %, varones, 20 %, mujeres). La última encuesta de salud que data de 2012 indica que la prevalencia total del tabaco es del 24 % (el número de fumadoras se mantiene igual, pero el de hombres ha descendido al 27,8%).

La razón de que ahora mueran más mujeres es clara,según apunta a Levante-EMV el doctor Plaza, y se debe al tiempo que discurre para que aparezcan los estragos sobre la salud, que es de unos treinta años en términos generales, aunque hay riesgos añadidos como los infartos, anginas e ictus que no entran en programación alguna.

Las hormonas protegen a las mujeres hasta la menopausia de la patología cardiovascular citada pero después, «es más sensible a sufrir un infarto, un ictus o una angina y si además se le suma el tabaco, el riesgo es mayor», agrega el doctor Plaza.

Certificado de defunción

Aunque en las partidas de defunción no aparece la palabra «tabaco» como causa —lo que dificulta hacer estudios epidemiológicos—, este maldito hábito ocasionó en 2012 la muerte de 2.322 que son los fallecimientos que están asociados a los tumores más directamente relacionados con el gesto de fumar, que son el de pulmón, tráquea y bronquios: 1.895 eran varones y 427 mujeres. El tabaco está detrás de una de cada cinco muertes anuales por cáncer.

El cáncer de pulmón es el segundo tumor maligno más frecuente en hombres (por detrás del de próstata) y el quinto en mujeres (después del de mama, colon-recto y ano, útero y ovario).

Siete casos nuevos al día

Aunque las ensaladas de cifras no son las mejores aliadas para disuadir a nadie de fumar por la saturación de lluvia de datos que periódicamente se ofrecen que han creado ya «callo» en el ojo del fumador, no hay que pasar por alto que cada día se diagnostican 7 casos nuevos de cánceres de tráquea, bronquios y pulmón (2.081 de hombres y 529 de mujeres en 2013 en la C. Valenciana), una lotería de la que ningún fumador está exento.

Además, los tumores malignos asociados al tabaco representan el 10,34 % de los cánceres diagnosticados en 2013 en la C. Valenciana que fueron 25.251 (69 diarios).

Sin embargo, el cuerpo que es muy sabio puede regenerar los perjuicios que el tabaco deja tras de si y el riesgo de sufrir enfermedades —sobre todo las cardiovasculares— se reduce a la mitad al año de dejar de fumar. A los cinco, el riesgo es cero. Y para salir del bombo de la posibilidad de sufrir un tumor maligno solo tienen que pasar 20 años sin encender un cigarrillo.

Compartir el artículo

stats