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Ambiente contaminado

El verano que cambió la vida de los "niños de Chernóbil"

Pasar tres meses en la Comunitat Valenciana les ayudaba a reducir el nivel de radiactividad en un 30-40 %

El verano que cambió la vida de los "niños de Chernóbil"

Algo tan básico como respirar aire limpio, recibir buena alimentación y no estar en un ambiente contraminado no es tan fácil para todo el mundo como parece. Tras el accidente nuclear de Chernóbil hace casi 30 años, miles de niños ucranianos han estado viniendo todos los veranos a la Comunitat Valenciana escapando de la radiación que causó este suceso. Según datos del Instituto Independiente de Seguridad Radiológica BELRAD, estos tres meses fuera de su ciudad les ayuda a reducir entre un 30-40% el nivel de radioactividad. Los niños han crecido y algunos de ellos han decidido quedarse a vivir en la Comunitat, donde han podido estudiar y rehacer sus vidas.

La Asociación Fem Futur fue la que trajo a Tanya (Brovary 1993) a Torrent hace diez años. Fue criada en varios orfanatos hasta que a los 16 años tuvo la gran suerte de venir a estudiar a Valencia.

Una vez instalada en Torrent, pudo sacarse el graduado escolar, y en los últimos 4 años ha obtenido dos títulos de formación profesional. «Soy Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería y Técnico Superior en Educación Infantil. No ha sido fácil estudiar en español, pero con mucha ilusión y ganas lo he sacado adelante con una media de notable alto en los dos ciclos», afirmó Tanya muy contenta.

Ella tiene muy claro que no quiere irse por nada del mundo y que su sueño es poder trabajar con niños en una guardería.

Antonina (Irpin, 1983) vino a Castelló cuando solo tenía 11 años. Hoy tiene 32 y vive en Benicàssim con su marido y sus dos hijos, un niño de 5 años y una niña recién nacida de 15 días. El primer verano que vino fue en 1994 y su experiencia no fue muy buena: «Creía que me llevaban a un campamento con más niños ucranianos, pero en el avión me dieron la foto de una familia y me derrumbé. No sabía comunicarme ya que no entendía el idioma».

En el 2000, tras pasar varios veranos viniendo decidió dejar Ucrania e instalarse en Castelló por una temporada para estudiar español. Posteriormente estudió un grado medio de administración y entró en la escuela de hostelería.

En 2008 viajó a Irpin con su recién marido para presentárselo a su familia. Le pusieron tantas pegas a la hora de volver que no ha vuelto a Ucrania por miedo. «La situación actual de mi país me impide ir de visita», aclaró.

De la mano de la ONG Aniuk-CAS, la familia de Lourdes y Domingo adopta cada verano desde hace 10 años a Denys (Bucha,1995). Desde el pasado mes de diciembre decidió mudarse a Castelló y está cursando la E.S.O.

Se adaptó muy rápido con su familia adoptiva, ya que él tenía claro que venía de vacaciones y que era para su bienestar. «Era una manera diferente de pasar el verano. Cuando volvía a Bucha, mis compañeros no tenían nada que contar y yo tenía muchas anécdotas».

Al contrario que Antonina, Denys quiere volver a su ciudad natal cuando acabe de formarse. «Aunque la situación de mi país no es muy buena, en un futuro me gustaría trabajar en mi ciudad».

Inna (Bucha,1993) vivía a unos 40 km de Chernóbil y desde los ocho años viene a la Comunitat todos los veranos. Este año se ha instalado con su familia adoptiva y está estudiando un máster de investigación de mercado en la Universidad Jaume I.

«Estudiar aquí el máster es una buena oportunidad para mi futuro. Hubiera estudiado la carrera aquí pero mi español no era muy bueno y la gramática me parecía muy difícil, por eso decidí prepararme bien», justifica Inna.

El primer año que vino se sintió un poco rara por la situación, pero hoy en día tiene una buena relación con su familia adoptiva. «Mis dos familias se conocen y convivieron juntas en Ucrania durante unos meses para conocerse mejor».

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