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Formación Profesional

La "cenicienta" de las aulas pide paso

«Cada vez son más los jóvenes con buenas notas que optan por los ciclos»

La "cenicienta" de las aulas pide paso

Las aulas de Formación Profesional de la Comunitat Valenciana están cada vez más llenas. Casi 91.000 jóvenes estudian este curso las diferentes modalidades regladas de FP de la enseñanza Secundaria postobligatoria. A los cerca de 42.000 matriculados en los ciclos de Grado Medio hay que sumar los 38.500 del Superior y los 9.400 de la cuestionada FP Básica introducida por la Ley de Mejora de la Calidad de la Enseñanza (Lomce) del PP.

El Bachillerato cada vez es menos opción para los que se gradúan en Educación Secundaria Obligatoria (ESO). La vía natural hacia la Universidad apenas atrae a 18.000 alumnos más que los que optan por un ciclo de Grado Medio. Nunca ha habido una distancia tan corta entre ambos caminos.

Hace década y media la FP de Grado Medio sumaba 49.000 alumnos menos que el Bachillerato. Y en los años 90 del pasado siglo, había una abismal diferencia de más de 89.000 estudiantes.

«La FP actual ha cambiado mucho con respecto a la de hace más de 30 años, cuando era una enseñanza de segunda categoría a la que iban los chavales que no valían para estudiar, pues cada vez son más los jóvenes con buenas notas que optan por los ciclos», explica Juan García, director del Instituto de Educación Secundaria (IES) La Marxadella de Torrent.

Este centro público cuenta con más de 1.600 alumnos, 869 de ellos estudiando FP. Imparte 15 ciclos de las familias de Imagen y Sonido, Electricidad y Electrónica y Transporte y Mantenimiento de Vehículos, entre los que se encuentran dos de las titulaciones valencianas más demandadas como Video-DJ o mecánico de automoción.

Paso atrás para tomar impulso

Que las clases de FP estén cada vez más llenas no se puede separar de la crisis. «El paro hace que los jóvenes vuelvan a las aulas», apunta García. Un retorno que no sólo hacen aquellos que durante el «boom» de la construcción cambiaron antes de hora los libros por los ladrillos, «sino también universitarios que al acabar la carrera vuelen al instituto a hacer un ciclo de Grado Superior para acceder mejor al mercado de trabajo».

Este paso atrás de los universitarios para tomar impulso como técnico superior ya supone en algunos ciclos «el 20 % del alumnado», detalla el secretario autonómico de Educación, Miguel Soler.

Las esperanzas de futuro que los jóvenes depositan en estas enseñanzas contrastan con la carencia de recursos y medios personales que se vive en las aulas. «La FP valenciana necesita de todo y no tiene de nada», denuncia Guillermo Martí, secretario general de la Federació de Treballadors de l'Ensenyament (FETE) de la UGT-PV.

«El trepidante avance de la tecnología en la empresa es el caballo de batalla de la FP», subraya Martí. Algo que a su juicio sólo se puede superar invirtiendo en la actualización del profesorado y en la renovación tecnológica de los medios con que se enseña.

«Pintar coches con agua»

El portavoz sindical, antiguo alumno y docente de FP, denuncia que la situación es «crítica», pues «en los últimos cinco años de recortes apenas se ha enviado equipos y suministros a los centros de FP». Detalla que en algún instituto «se han llegado a hacer las prácticas de pintura de coches con agua».

Cuenta que esta enseñanza sale adelante «por la implicación de sus 5.500 profesores, que buscan retales de madera por los polígonos o van pidiendo a amigos y conocidos que les sus coches viejos para hacer prácticas en lugar de enviarlos al desguace». En este sentido, no entiende como la Generalitat «nunca ha sido capaz de llegar a un acuerdo con la Ford para que ceda motores y coches a los institutos».

Con todo, Martí asegura que el golpe «más duro» fue la supresión en el curso 2010-11 de 800 de los 1.200 profesores de desdobles. Un tijeretazo que aún no se ha recuperado. El único avance ha tardado cinco cursos en llegar: la actual conselleria liderada por el tándem Compromís-PSPV anunció hace un mes y medio la contratación de 130 profesores para este cometido. Algo, sin embargo, que aún no se ha materializado.

«Recuperar los desdobles»

Antes de 2010 por cada 18 alumnos se desdoblaba el grupo en dos en las asignaturas o módulos prácticos, lo que permitía una mejor atención del alumnado y disminuir los riesgos de accidentes si se maneja maquinaria peligrosa. A esto hay que añadir la subida de las ratios máximas de alumnos por aula de 30 a 36 estudiantes en 2012 por el decreto de recortes del Gobierno. «Hay profesores que no se atreven a ir al taller solos con 36 alumnos», lamenta Emilio Jareño, jefe de Estudios de FP en la Marxadella.

En la misma línea, el director de este instituto de Torrent sostiene que «si se quiere dignificar más la FP habría que recuperar los desdobles eliminados y bajar las ratios porque fue una barbaridad subirlas a 36 alumnos». Conselleria ya ha avanzado que no permitirá más de 30 alumnos en primero.

«Una buena FP es muy cara si, o se hace en la empresa de forma dual, algo que sólo está al alcance de compañías grandes, o es muy cara», señala Juan García. «Las empresas nos piden gente flexible, que conozca las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), que sepa idiomas y que tenga una cultura técnica básica adaptable a los centros de trabajo», añade antes de resaltar la importancia de las prácticas en las empresas.

«La Generalitat es la primera que se tiene que creer que para cambiar el modelo productivo no sólo tiene que invertir en la Universidad, sino también en la FP», concluye Guillermo Martí.

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