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El engranaje fundador del Grupo Parpalló

La muerte, a los 32 años, quebró la trayectoria de uno de los impulsores de la vanguardia de posguerra

­Joaquín Michavila, Amadeo Gabino, Juan Genovés, Esteve Edo y Jacinta Gil son algunos de los artistas que figuran en la nómina del primer Grupo Parpalló, colectivo surgido de la paternidad intelectual del crítico Vicente Aguilera Cerni y el liderazgo de Manolo Gil entre los jóvenes artistas de la Valencia oscura y acobardada de mediados de los años 50 del siglo pasado.

Parece que la primera intención era la simple reactivación de la vida cultural de la ciudad con exposiciones, conferencias y demás, pero pronto derivó en un movimiento por la modernización del arte valenciano y su conexión, de nuevo, con el que se hacía en Europa tras el paréntesis de la Guerra Civil y la autarquía. Fue uno de los primeros en España. Por la nómina de integrantes es uno de los más importantes, junto a El Paso

„unos meses posterior„ en Madrid, en la conformación de la vanguardia española de posguerra.

Eusebio Sempere, Andreu Alfaro, Monjalés, Doro Balaguer o Vicente Castellano se unirían al colectivo Parpalló más tarde, tras la muerte de Manolo Gil (agosto de 1957) a causa de una gastroenteritis severa, hecho que está considerado como uno de los factores primitivos para su disolución en 1961.

Manolo Gil tenía la experiencia anterior del Grupo Z, formado durante su etapa en la Escuela de Bellas Artes, en la que había gozado de la predilección de Ernesto Furió y había discutido con Salvador Tuset, uno de los exponentes de la pintura academicista imperante en los años 40.

Contra ese estilo luchará Manolo Gil desde joven „y el trabajo mural para el Ateneo Mercantil de Valencia„ es buena prueba. Lo hace huyendo del claroscuro y reduciendo las figuras a una simplificación bidimensional.

Sus ideas sobre el arte terminan de cuajar en las estancias como becado del Ministerio de Exteriores y de la Academia de Bellas Artes de San Fernando en Roma, París y Londres.

Regresa a Valencia en 1952 y enseguida inaugura exposición (en la galería Mateu), que no levanta pasiones entre la crítica. A pesar de todo, el Ateneo le confía la decoración de su salón noble. Era el inicio de una trayectoria que, tras la capitanía del Grupo Parpalló, parecía dirigida a situarlo en un lugar destacado de la vanguardia española de posguerra.

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