José Ángel tiene 12 años, padece un trastorno generalizado del desarrollo no específico con espectro autista pero su pasión por la música hace que desde hace tres años espere ansioso cada viernes para asistir al taller de musicoterapia y danza adaptada que desarrolla la Unió Musical de Quart de Poblet. Una iniciativa que permite a los diecisiete alumnos con distintos niveles de diversidad funcional que asisten adquirir ritmos, conciliar emociones y conseguir mayor expresividad a través de la comunicación no verbal.
El 'embrión piloto' de este programa lo engendró un integrante de la Unió Musical en 2011 con alumnos del taller ocupacional, pero fue Ana Sanmartín la que en 2012 lo asumió como propio dentro de la banda musical de Quart. Con la ayuda de subvenciones para programas de integración social que concede el consistorio la iniciativa fue creciendo poco a poco hasta superar las expectativas. Pasaron de seis alumnos hasta los diecisiete de hoy en día, que ha obligado a tener a tres educadoras. Natalia, musicoterapeuta; Silvia, profesora de danza; y Nereida, música de la Unió; son el motor que transmite cada viernes a los chicos y chicas, de entre 6 y los 21 años, ritmos musicales, expresiones corporales, incluso tocar instrumentos de percusión como el tambor o el bongo. «Los avances son notables. Hay alumnos que no hablaban cuando vinieron mientras que otros no podía escuchar ruidos y ahora conviven con otros alumnos, se socializan y aceptan estar en grupo durante la hora que dura la clase», detalla Nereida. «La música y la danza les permiten desarrollar capacidades pese a sus limitaciones», incide Silvia. «Ahora mi hijo es capaz de seguir un ritmo, tiene interés por la música y quiere venir siempre. Se nota su mejoría. No son milagros, son pequeños pasos», apunta Merche, madre de uno de los chicos.
Pero el programa también les hace partícipes de la Unió Musical. Asisten a ensayos y participan en actividades que programa la banda, incluso hacen de presentadores en conciertos. Eso sí, las clases se celebran en una sala que la Unió tiene en el Casino de Quart al estar mejor adaptada. Ahora, el proyecto que coordina Ana Sanmartín debe elaborar la Memoria 2015 para acceder a nuevas subvenciones. «Sin esas ayudas es imposible desarrollar el programa. Hemos tenido que rechazar solicitudes de más alumnos porque nos faltan manos», recalca.
