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El peso de la herencia genética

Tras haber superado un cáncer de mama hormonal aceptó participar en una investigación en el Hospital Clínico. «Lo volvería a hacer», afirma

­Está, como ella dice, «vaciada y reconstruida como Angelina Jolie». La superestrella norteamericana ayudó a normalizar la extirpación de mamas como un procedimiento para evitar este tipo de cáncer, que había acabado con la vida de su madre. La burrianense Elvira Monferrer, en su ámbito, intenta cada día dar también visibilidad -«como la Jolie»- al cáncer de mama. Las mujeres de su familia también supieron lo que era: lo tuvo su abuela y lo tuvo su madre y, después, también ella. Se lo diagnosticaron en mayo de 2006. El peso de la herencia genética tuvo mucho que ver a la hora de decidirse por participar en un ensayo clínico oncológico cuando se lo propusieron a finales de ese año tras terminar el último ciclo de la quimioterapia y evitar que la enfermedad volviera a dar la cara.

«Cuando me lo propusieron fue un poco ´susto o muerte´, sobre todo por la lista de efectos secundarios de los que te avisaban que podían aparecer, entre ellos otros cánceres, esta vez de endometrio. Recuerdo que se me cayó el mundo encima. Era por la tarde y las consultas del hospital estaban muy tranquilas. Mi marido y yo estuvimos paseando arriba y abajo, pensando». Elvira relata el momento, tras salir de la consulta de su oncóloga, la especialista de referencia Ana Lluch, como si fuera ayer.

«Llegó un momento que me decidí, no quería pensar más y tuvo mucho que ver la frase que Ana me dijo: ´Piensa que otras mujeres lo han hecho antes que tú y por ti´. Y pensé en mi abuela, en mi madre, en mí y en que yo tengo una hija. Eso me hizo decidirme». Así de crudo y así de cierto. Tras aceptar, Elvira estuvo cinco años, de 2007 a 2012, sometiéndose a un fármaco, ya conocido pero que se estudia ahora como nuevo tratamiento para el cáncer de mama hormonal, el que sufrió Elvira.

«Sí supuso un esfuerzo para mí. Era un pinchazo cada 28 días pero los efectos secundarios fueron una menopausia brutal», explica. Sin embargo, en su caso, considera que las ventajas han estado por encima de los inconvenientes.

«Ahora estoy bien, no sé cómo estaría de no haber participado en el ensayo, pero estoy segura de que lo volvería a hacer», añade. «Espero que haya servido a más gente». Las conclusiones, sin embargo, aún no las tiene ya que el ensayo continúa en marcha. «Me sigo interesando y tengo ganas de saber de qué ha servido pero tengo claro que, en el cáncer, todo pasa por la investigación para encontrar una cura. Me lo creo totalmente», tanto que tras su experiencia decidió montar la fundación Le Cadó (http://www.fundacioncancerdemama.org/es/) a través de la que recoge fondos para seguir investigando y haciendo ensayos clínicos.

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