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La familia o el talón de Aquiles del prófugo

Para sus compinches son tipos duros poco dados a las carantoñas, pero en la intimidad son casi como cualquiera. Los lazos familiares y sentimentales acaban siendo el hilo que conduce a los agentes de la ley hasta los prófugos. Las mujeres, cuando los tienen, son esclavas de sus hijos, y los hombres acaban cayendo por reunirse con sus amantes o por intentar escuchar una vez más la voz de la madre, el padre o el hermano. Así cayeron, por ejemplo, la rusa Olga K, de 53 años, atrapada hace unas semanas en Orihuela costa cuando ayudaba a escondidas a sus hijas en la crianza del nieto que acababa de darle una de ellas, o el temido y buscadísimo Luka Bojovic, el peligroso mafioso serbio desenmascarado en su refugio de Valencia en febrero de 2012 porque cometió el fallo de comunicarse con su amada esposa, Bárbara, quien vivía entonces con los hijos de ambos en un lujoso apartamento de La Cala de Finestrat. t.d. valencia

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