Una alerta en el móvil nos avisa que el contenedor donde solemos tirar la basura está lleno y nos indica el siguiente más próximo, que está al 25 % de su capacidad. El navegador del coche nos localiza una plaza libre de aparcamiento, evitando dar vueltas y más vueltas. Envases de alimentos que desde el fondo de la nevera nos alertan que debemos consumir el producto que contienen antes de que se eche a perder... No, no es ciencia ficción. El futuro ya esta aquí de la mano de sensores creados para hacernos la vida más fácil, y que ya han instalado en sus calles o planean hacerlo municipios como Torrent, Quart de Poblet, Sagunt o Requena.
Esta mutación en ciudades inteligentes, las «Smart City» en inglés, «es el camino que nos marca la UE», asegura Bartolomé Nofuentes, diputado de Proyectos Europeos de la Diputación de Valencia. La estrategia europea 2020 «va encaminada a reducir las emisiones a la atmósfera de dióxido de carbono (CO2), el principal responsable del calentamiento global, lo que pasa por hacer más eficientes y sostenibles nuestros municipios a través de la implantación de las Smart City».
Los municipios valencianos, según Nofuentes, «están empezando a interesarse por la instalación de sensores para mejorar la eficiencia energética y convertirse en ciudades inteligentes, y además comprueban que aunque sean pequeños pueden tener acceso a esta tecnología a través de los fondos europeos». En un territorio donde ocho de cada 10 municipios tiene menos de 10.000 habitantes, la diputación, prosigue Nofuentes, se ha convertido en «un acelerador de proyectos de Smart City» para que todos los ayuntamientos puedan captar financiación de Bruselas.
Optimizar servicios
Los sensores son tan variados como las necesidades de obtener información para optimizar los servicios al ciudadano. Los hay, como los que van a instalar Torrent y Quart en sus redes de agua potable, que no sólo detectan fugas en las conducciones generales sino que al medir en tiempo real el abastecimiento de cada hogar pueden alertar al usuario automáticamente ante un consumo excesivo. Además, la capital de l'Horta Sud usará esta aplicación para que en el caso de ancianos que viven solos se active una alerta si no consumen agua en un día, pues esto podría indicar que están en problemas.
Los sensores de llenado de los contenedores de basura, aparte de una comodidad para el ciudadano cuando se generalicen los avisos por tweet que ensayan de forma piloto tres municipios en España, permitirán hacer más eficiente la recogida de residuos.
En este sentido, Nofuentes avanza que Requena «en breve va a equipar sus contenedores con estos sensores». Este municipio, continúa, «con 25 aldeas, algunas de ellas separadas por 20 kilómetros, ahorrará así bastante en gasoil y reducirá la contaminación al optimizar las rutas de recogida».
La geolocalización de plazas libres de aparcamiento se puede hacer a través de sensores en el asfalto, como prevé Quart. Algo que en Alzira ya han empezado a implantar en los estacionamientos reservados a personas con discapacidad y que también hará Torrent.
Monitorización de la vida
Otros sensores bajan la intensidad lumínica del alumbrado público si no detectan movimientos en la calle. Estos están más extendidos y además de Quart, se implantarán en Sagunt y Canet d'en Berenguer. También los hay que calculan las necesidades de riego de parques y jardines midiendo la humedad del suelo, un avance al que prevé recurrir Algímia y Quart.
La monitorización de la vida en las ciudades genera una gran cantidad de información que hay que interpretar y analizar. El procesamiento informático de grandes volúmenes de datos, lo que se conoce como «Big Data», es la tercera pata de las «Smart City» junto a los sensores e internet.
