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Aniversario

Un siglo en conexión con la naturaleza

La Sociedad vegetariana naturista de Valencia y Torrent, primera de España, cumple 100 años

El portavoz de la sociedad, Vidal Quintana. fernando bustamante

Ser vegetariano hoy no es lo mismo que hace 100 años. «Entonces era algo muy escandaloso», explica Enrique Tamarit, presidente de la Sociedad vegetariana naturista de Valencia y Torrent, entidad que este año cumple un siglo de historia. Además, explica, «como naturistas también practicaban el nudismo», señala este escultor de 78 años y exprofesor de la facultad de Bellas Artes. Doble ración de escándalo para la sociedad de principios del siglo XX.

Tamarit y Vidal Quintana, miembro y portavoz de la entidad, recuerdan que la sociedad valenciana fue la primera en España de estas características. Fue en 1916 cuando Juan García Giner la puso en marcha. Este valenciano «pasó toda su vida enfermo e, incluso, llegó a ser desahuciado por los médicos», explica Quintana. «A los 40 años decidió adoptar tratamientos por medios naturales siguiendo el libro titulado La nueva ciencia de curar y se recuperó totalmente». De ahí que siguiera formándose en la materia y decidiera fundar la entidad hoy centenaria.

«Entusiasta y altruista», en palabras de Quintana, García Giner profundizó en conocimientos sobre la materia para poder trasladarlos a otros enfermos como él. Así, en enero de 1916 publicó en Valencia la primera revista española sobre naturismo vegetariano: Helios, cuya redacción se situó en el número 22 de la calle Torno de San Gregorio. Desde Valencia, García Giner, comenzó a expandir el movimiento naturista a Andalucía y Cataluña principalmente, y más tarde a otras regiones españolas.

De clandestina a centenaria

La Sociedad Vegetariana de Valencia sufrió las consecuencias de los años de la guerra civil y en 1939 quedó disuelta, sus miembros eran perseguidos por anarquistas y se veían obligados a reunirse en la clandestinidad. Décadas tuvieron que pasar hasta que la entidad volvió a su normalidad. En 1964 se promulgaron leyes y decretos que, «aún con las limitaciones legales que imperaban en esas fechas, hicieron posible la reagrupación de los socios y la reanudación de las actividades naturistas, refundando otra vez la sociedad», recuerda Quintana.

En esa fecha recuperaron unos terrenos en la urbanización El Pantano de Torrent, donde hoy se reúnen para realizar actividades al aire libre y donde cuentan con un huerto propio.

Para celebrar este centenario, la entidad lleva a cabo actividades de agricultura ecológica, huerta y árboles frutales, y eventos de puertas abiertas de índole naturista y complementario a la medicina tradicional, «para servir de referencia y apoyo a todas aquellas personas que se sientan atraídas por el estilo de vida saludable y armonioso que el naturismo permite descubrir en uno mismo», apunta Quintana.

En esta línea, presidente y portavoz coinciden en que «nuestra filosofía es observar la naturaleza y disfrutarla para nuestro equilibrio y bienestar, pues en la medida en que la tomemos como guía, nuestros pensamientos y acciones, nuestra vida y las de los que nos rodean, la humanidad disfrutará de plenitud de vivir».

Recuerdan también que la «salud es responsabilidad de uno mismo», al tiempo que «un estado natural básico para el desarrollo personal y de la sociedad; la salud nos da calma y claridad de miras, con salud podremos desarrollar lo que nos propongamos y disfrutar de la vida, lo cual debe ser la primera meta de toda persona, para gozar de la vida y sentirnos bien». «Promovemos que los alimentos que nos ofrece la tierra son los más idóneos para nuestro metabolismo, aportándonos el equilibrio metabólico natural y en consecuencia un estado que nos ayuda a no enfermar, y si llegásemos a enfermar, ya que el estilo de vida actual no siempre es saludable, nuestro organismo será capaz de resolver la situación en menos tiempo y con menos impacto», sostienen.

Paella con algas

Apuntan, además, que todavía siguen existiendo ciertos prejuicios alrededor de la dieta vegetariana. «Siempre ha habido quien nos ha tomado por unos locos que solo comen pan y tomate», dice entre risas —pero con cierta tristeza—Enrique Tamarit. Nada más lejos de la realidad. Los domingos no perdonan su paella. Eso sí, sin pollo o conejo. Solo verdura. Y hasta le añaden algas los más atrevidos. «La comida vegetariana puede ser divertida y apetitosa», apunta. En esta línea, dice Quintana, «ser vegetariano no es ser estricto». «Aunque seguimos un estilo de vida que se basa en la naturaleza y lo que ello implica no pasa nada si un día uno come carne».

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