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San Antonio Abad en Gilet

Un colegio rural pionero en España de educación mixta

Promotores del proyecto narran cómo la inspección miraba hacia otro lado para no impedir la coeducación en los años 60

Un colegio rural pionero en España de educación mixta

La complicidad de un inspector de educación permitió hace 50 años que el colegio Sant Antonio Abad La Baronia de Gilet se convirtiera en el primer colegio rural de España mixto donde chicos y chicas daban clase en la misma aula.

Por aquel entonces, lo que ahora es algo generalizado, era impensable. De hecho, durante la primera inspección, se hizo todo lo posible por disimular esa coeducación impropia de la época. Sin embargo, en las siguientes se dieron cuenta y el inspector decidió confiar en los responsables del proyecto. «¿Funciona? pues, adelante», vino a decirles, según resumían desde el centro, recordando con cariño esa apuesta por un modelo educativo nunca visto hasta entonces en la España rural.

El proyecto del colegio surgió en 1965, como una acción pastoral, promovida por el Arzobispado, que consiguió así resolver problemas de tipo social.

El más acuciante era el de las carencias educativas que existían en la comarca de El Camp de Morvedre, principalmente en la subcomarca de La Baronia, cuyos pueblos carecían de recursos para dar formación a sus vecinos. Así, de forma conjunta, sacerdotes de la época, alcaldes y gentes de las distintas localidades pusieron en marcha esta extraordinaria iniciativa, que también fue pionera en la enseñanza del valenciano.

El colegio nació como centro de formación profesional y enseñanzas básicas hasta convertirse con el paso de los años en un colegio de infantil y enseñanza secundaria (ESO). Desde sus inicios, la filosofía del centro superó lo estrictamente académico y en esto tuvo mucho que ver la colaboración de los sacerdotes con el proyecto, pues hicieron una importante labor de seguimiento de los alumnos fuera de las clases manteniendo el contacto con las familias. «Hablábamos con los padres de los problemas del día a día y esto era muy satisfactorio para todos», explicaba el que fuera rector de Torres Torres, Vicente González. «No solo educábamos en materias, sino en comportamiento, en valores... que se han mantenido en el tiempo», añadía la exdirectora Pepita Herrera.

Algunos sacerdotes involucrados en la iniciativa reconocen ahora que fue este colegio el que les abrió su interés por la docencia.

La involucración del profesorado fue decisiva en este proyecto educativo, que convirtió al colegio en toda una entidad comarcal. Los servicios de transporte y comedor que fueron posibles gracias a las ayudas de Madrid, también eran parte de su cometido. «No descansábamos a mediodía, estábamos con los alumnos también en el comedor, educándolos», comentaban en el vídeo conmemorativo una profesora.

Muchas han sido las claves del éxito de lo que fue una arriesgada pero necesaria apuesta por la educación, de una forma diferente y trasgresora para la época, en la que primó la necesidad de enseñar y educar en valores sobre cualquier otra cosa. Así lo contaba el actual director del centro, Emilio Sancho, para quien la clave ha residido en «impartir una educación que ha sido respetuosa con las ideas de cada persona», pese a ser un centro pastoral, que nació en plena dictadura franquista. «A ningún alumno de La Baronia se le ha negado una plaza en este colegio y han sido muchos los que han pasado por aquí», alumnos de los nueve pueblos que conforman esta subcomarca de El Camp de Morvedre.

Después de 50 años, tanto la concepción pedagógica como el mismo edificio ha cambiado, pero todos los testimonios de personas que han tenido algo que ver con el mismo aseguran que sigue vivo ese espíritu del principio que ha hecho posible que hoy, después de 50 años, sigan siendo todo un referente de superación.

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