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Medio Ambiente

Prueba de fuego para la Devesa

Las previsiones meteorológicas, el incremento de la necromasa y la ausencia de cámaras se contrarrestarán con 50 personas más para «vigilar» el parque

Prueba de fuego para la Devesa

La Agencia Estatal de Meteorología ha anunciado un verano más caluroso de los normal en Valencia. El sotobosque de la Devesa se ha disparado en los últimos años. Y se ha constatado que las cámaras de vigilancia del parque no funcionan desde hace al menos tres ejercicios. Estamos, por tanto, ante un año especialmente peligroso para este privilegiado entorno y ante todo un reto para los responsables de su conservación, que aseguran, sin embargo, que la situación está perfectamente controlada y que los amantes del fuego tendrán la respuesta adecuada.

En su previsión para este verano, la Agencia Estatal de Meteorología vaticina unas temperaturas más elevadas de lo normal (45% de probabilidad) y que llueva por debajo de lo lógico (también 45% de probabilidad). Eso aventura un verano cálido y seco muy propicio para las incendios.

En los últimos años, además, el parque de la Devesa, una franja de 10 kilómetros de longitud y 1 kilómetro de ancho entre el Mediterráneo y l´Albufera, ha multiplicado su masa forestal y también la «necromasa», es decir, la vegetación muerta o seca, según explicó el responsable de la Oficina Municipal de la Devesa-Albufera, Antonio Vizcaíno.

Y finalmente se ha conocido que uno de los medios de vigilancia más sofisticados utilizados en la prevención de incendios está inactivo desde hace tres años. Hablamos de las ocho cámaras térmicas colocadas en terrazas de los edificios para detectar las subidas de temperatura (incendios) en cualquier punto de las 850 hectáreas del parque. Comprobada la inoperatividad de las mismas, este año se ha desactivado el sistema, según explicó la concejala de Protección Ciudadana, Sandra Gómez.

Las autoridades municipales, sin embargo, aseguran que estos problemas tendrán su adecuada respuesta. El concejal de Gobierno Interior y responsable de Devesa-Albufera, Sergi Campillo, explicó que el sistema de cámaras térmicas volverá a contratarse en mejores condiciones de las pasadas. En la actualidad, se busca una empresa y un modelo que garantice la seguridad del entorno desde todo punto de vista.

Pero como eso ya no es posible este año, porque la temporada ya ha empezado, la previsión del ayuntamiento es incrementar la presencia humana en toda la zona. Si durante todo el año la Brigada de Disminución de Riesgo de Incendio tiene 7 personas (con un presupuesto de 307.7783 euros), para estos meses de verano se incrementará en otras 8 más, es decir, doblará sus efectivos.

Así mismo, la Brigada de Limpieza y Mantenimiento, dotada con 3 profesionales todo el año (su presupuesto es de 142.347 euros), se incrementará en otros 6. Y además se habilitará un equipo de 10 personas como educadores ambientales que informarán a los visitantes de los riesgos de incendio y harán también labores de vigilancia.

La gran novedad de este año será, no obstante, la utilización de voluntarios para vigilar la Devesa. Según explicó Campillo, ya hay conversaciones con varias entidades sociales para «reclutar» a 25 voluntarios que se sumarán a las labores de información, control de vehículos y personas y también a la lógica vigilancia del bosque.

En total, el personal asignado a la protección de la zona se incrementa en 50 personas, lo que supondrá un desembolso de otros 140.000 euros.

Sobre el matorral

Por otro lado, el ayuntamiento quiere aprovechar y mejorar el entramado de caminos y sendas para que los bomberos puedan llegar hasta no más de 25 metros de cualquier punto del bosque. Y en última instancia hay que acabar con el falso mito de que a mayor cantidad de sotobosque, mayor riesgo de incendios.

El responsable de la Oficina de Devesa-Albufera, Antonio Vizcaíno, explicó que el crecimiento de los principales arbustos del parque (lentisco y labiérnago) no son un problema, sino una ventaja, pues su frondosidad, además de aportar agua, aminora la cantidad de oxígeno del matorral y retarda el fuego.

Lo que sí resulta peligroso es la acumulación de «necromasa», pero en el último año se retiraran 800 toneladas. También se limpiaron las zonas cercanas a las viviendas y los caminos.

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